El mismo viaje a la inversa, cien años después: «Mi bisabuelo se fue de Ourense para Cuba y yo querría volver»
GALICIA
Guillermo Calderín Mondéjar está buscando la forma de asentarse en Galicia con su mujer y su hija de 5 años
10 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El bisabuelo de Guillermo Calderín Mondéjar tenía solo 16 años cuando se subió a un barco y se escondió dentro de un barril de madera para cruzar el charco y llegar a Santiago de Cuba. Se llamaba Modesto Moure Rodríguez, había nacido el 8 de diciembre de 1903 en Sobreira (Ourense) y se fue, como muchos otros, en busca de una oportunidad que terminó encontrando en la provincia de Matanzas. «Cuando salió de allí era un niño. Vino y al final se quedó toda una vida», dice Guillermo. Ahora él quiere hacer el mismo viaje, pero a la inversa, cien años después.
Desde que llegó a Cuba, Modesto Moure trabajó de todo: primero construyó carreteras y más tarde se dedicó a cultivar la tierra y criar animales. Allí conoció a su mujer, se casaron y tuvieron siete hijos (uno de ellos, la abuela de Guillermo). Hizo toda su vida en la provincia de Matanzas y ya nunca volvió a Galicia: «Mi abuela siempre me contaba que él, con lágrimas en los ojos, les decía que sentía no volver a ver a sus padres. Se murieron sus padres, se murió él y ya nunca se volvieron a ver», cuenta. Hace treinta años que murió «el gallego», como lo conocían, y allí la gente mayor sigue hablando de él. Se habla de la presa que construyó y a la que pusieron de apellido su nombre (la presa del gallego Modesto); sus hijos son «el gallego» y «la gallega».
«Él se fue de Galicia y yo querría volver», afirma Guillermo Calderín. Un viaje sin retorno que quiere hacer con su mujer y su hija que acaba de cumplir 5 años, pero que no sabe lo viable o fácil que puede ser. Tampoco ha conseguido ponerse en contacto con ningún familiar de Modesto Moure en Sobreira: «Me hablaron de un Ignacio Moure, que sería su hermano, pero no he averiguado nada más». Tiene 34 años, es ingeniero mecánico y ha trabajado en varios sectores. «Ejercí la profesión de ingeniero durante cuatro años, pero me desvinculé y comencé a trabajar donde me ha ido mejor. He estado en el aeropuerto llevando estadísticas, de cocinero o de vigilante de seguridad», explica.
De su bisabuelo guarda los recuerdos y las anécdotas que le han contado su abuela y su padre. «Fue una persona muy buena y muy querida por su familia. Lo que me dicen es que era muy resabioso, un gruñón, que peleaba para que se hicieran las cosas bien», dice. Y de él quiere recuperar la valentía que lo llevó a salir de casa siendo un niño con el sueño de tener una vida mejor. Ahora, Guillermo busca la forma de hacer el viaje de retorno que no hizo Modesto, pero en su caso para quedarse. No necesariamente en Sobreira, donde están sus raíces, explica, sino donde tenga una oportunidad. «Realizar un proyecto de vida de cero es difícil, pero yo no quiero ir a que me mantenga nadie. Quiero trabajar, como he hecho aquí», termina.