
Los cuatro profesionales nombrados en diciembre tienen diversos proyectos centrados en la mejora de la calidad asistencial o la formación de sus colegas
21 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Miguel Ángel Caínzos, Luciano Vidán, Darío Durán y Luisa Pérez tienen más de una cosa en común. Los cuatro han dedicado su vida a la medicina. Los cuatro lo han hecho en Galicia. Los cuatro tienen más de 70 años. Y los cuatro han sido nombrados recientemente médicos eméritos del Sergas. Una figura que reconoce el prestigio y la importancia de profesionales jubilados, y les permite seguir uno o dos años más ligados de manera activa a las instituciones sanitarias en las que venían trabajando, en virtud de los proyectos que cada uno ha presentado para seguir aportando su granito de arena a la mejora del sistema de salud gallego. Pero aún comparten más cosas: todos hablan con pasión y en presente de una profesión que, coinciden, no se abandona cuando llega la jubilación.

LUISA PÉREZ - CARDIOLOGÍA
«Vou seguir aprendendo e gozando dos avances que se fagan»
Nacida en Cartelle en 1953, Luisa Pérez pensó en ser ingeniera agrónoma —«Eu son labrega, vivo na cidade por imperativo laboral», cuenta—, pero finalmente encontró la horma de su zapato en la Medicina. «Encheume», reconoce. Especializada en cardiología, tuvo la oportunidad de participar en la puesta en marcha de la unidad de arritmias del Hospital de A Coruña (Chuac), un área que le apasionaba. «Botei nela 30 anos, toda unha vida profesional. Pero no tema das arritmias sempre hai un novo fito que acadar», explica. Por eso, llegado el momento de poder retirarse a descansar, prefirió posponerlo: «Téñolle cariño á profesión, e estou en boas condicións físicas e emocionais. Apetéceme seguir en compañía dos equipos sanitarios e seguir achegando o que poida e aprendendo. Así que cando mo propuxeron dende a dirección do hospital, vino como unha oportunidade».
Para su nombramiento como emérita presentó dos proyectos. Uno consiste en diseñar y poner en marcha un programa de control y mejora de la calidad asistencial del servicio de Cardioloxía del Chuac, creando marcadores de medición, e identificando puntos de mejoría para crear un «círculo virtuoso de mellora». El segundo busca crear un prototipo experimental con corazones de cerdo íntegros in vitro que sirva para hacer seminarios de formación con profesionales dedicados a hacer intervenciones. «Como emérita podo seguir gozando dos avances que fagan outras mans, aínda que non sexan as miñas, e para min sempre será unha aprendizaxe», reflexiona Pérez, que tiene muy claro cómo quiere abordar su nuevo papel: «Sempre colaborei coas xeracións que empezaban, e me gustou sempre que tiveran confianza para chamarme e pedirme unha opinión. Gustariame ter unha actitude aberta e dispoñibilidade para colaborar con calquera área sanitaria do Sergas. A ilusión e os proxectos dan forza, e eu a ilusión coa que sigo é a mesma coa que traballaba».

DARÍO DURÁN - CIRUGÍA CARDIOVASCULAR
«Ahora podré fijarme en los detalles desde fuera, lejos de la prisa asistencial»
Darío Durán (Vigo, 1953) ya conocía la profesión de médico por su padre, pero fue estudiando el PREU —el último curso previo a la universidad— cuando empezó a decantarse por la cirugía cardíaca: «Empezaba a hablarse de corazones artificiales, de trasplantes, y aquella relación con la tecnología me pareció muy interesante», recuerda. Ese interés marcó el resto de su trayectoria profesional, y lo seguirá haciendo en sus nueva etapa como médico emérito, durante la que hará un estudio de la calidad asistencial en la cirugía cardiovascular del CHUS (Complexo Hospitalario Universitario de Santiago), definiendo y midiendo unos parámetros que permitan calibrar la calidad de los cuidados, detectar áreas de mejora e incluso compararse con otros centros. «Ya se hacen valoraciones, pero ahora, lejos de la prisa asistencial, puedo fijarme más en los detalles, desde fuera y con una visión más de conjunto, para lograr un sistema que podría quedar instaurado y mantenerse en el tiempo», explica.
El nombramiento como emérito es para él «una oportunidad de mantener una relación con el hospital y con médicos que tratan pacientes, y de aportar un granito de arena a mejorar la asistencia». Y, al mismo tiempo, recuperar algo de vida personal porque asegura que «uno pospone muchas cosas por ser médico, pero esto permite compaginar». Y es que Durán lo tiene claro: «Uno nunca deja de ser médico, no te jubilas y dejas de serlo, siempre sigues interesado».

LUCIANO VIDÁN - MÉDICO DE FAMILIA
«Me permite seguir vinculado a lo que ha sido mi ilusión profesional durante treinta años»
Luciano Vidán (Santiago, 1953) habla de sus logros profesionales, que no son pocos, con la pasión y el cariño con que otros hablan de sus hijos. La puesta en marcha del 061 o la implantación de la historia clínica son algunos de los que rememora, pero la conversación se centra especialmente en el servicio de hospitalización a domicilio (HADO) del área sanitaria coruñesa. «La pusimos en marcha hace ya treinta años, es un servicio queridísimo y muy reconocido que ha ido creciendo y nos ha llevado a atender en casa cosas que antes parecían imposibles», señala. Como emérito, seguirá vinculado a este servicio para contribuir a «extenderlo, geográficamente, en patologías y en servicios, aprovechar al máximo las posibilidades de las nuevas tecnologías y, algo que me parece importantísimo, desarrollar todavía más la parte de cuidados paliativos, con una filosofía de humanización».
Él se considera a sí mismo un médico humanista, que se inició como médico rural y siempre ha estado vinculado a Galicia y a la especialidad de familia, y al que le resulta imposible pensar en desvincularse de su vocación: «A raíz de jubilarme estoy pasando un duelo terrible por irme. ¡Aquello era mi vida, mi pasión! Y no será por falta de enredos —entre otras muchas cosas, Vidán preside el Colegio Oficial de Médicos de A Coruña—, pero es que yo soy un médico clínico, de ver pacientes. Con este nombramiento estoy recuperando un poco la ilusión, porque me da la posibilidad de seguir vinculado a la que ha sido mi ilusión profesional durante treinta años. En todo caso, de una forma u otra siempre voy a estar ahí. El médico es médico toda su vida».

MIGUEL ÁNGEL CAÍNZOS - CIRUGÍA GENERAL Y DIGESTIVA
«Quiero contribuir a hacer las cosas aún con más calidad»
«Ahora tengo un hijo cardiólogo, pero yo fui el primer médico de mi familia. Llegué a esto por vocación. En 5.º de bachillerato ya dije en casa que quería estudiar Medicina. Nunca tuve dudas», cuenta Miguel Ángel Caínzos (A Coruña, 1952). Muy pronto en su carrera también tuvo claro que su especialidad iba a ser la cirugía general y digestiva, un área que aún le apasiona, y a la que seguirá aportando su conocimiento y experiencia a través de un proyecto dentro del CHUS para formar a los cirujanos en el buen uso de los antibióticos: «Es un tema que preocupa a nivel mundial, la aparición de resistencias a estos medicamentos; además están saliendo nuevas moléculas de amplio espectro muy potentes, y los profesionales de la cirugía tenemos la responsabilidad de manejar los antibióticos con mucha precisión y estar al día. Yo creo que con este proyecto podemos formar a mucha gente y podemos contribuir a hacer las cosas aún con más calidad para los pacientes, los profesionales y el hospital, por eso me animé a pedirlo», explica.
Caínzos ha combinado sus «50 años de vida hospitalaria» con la docencia en la USC, donde también fue nombrado emérito: «He dedicado mi vida a dos instituciones: el hospital y la universidad. Que ambas pensaran en mí para ser emérito es una gran satisfacción. Y seguir aportando con un proyecto que combina lo clínico con la docencia es perfecto», concluye.