Alcaldes de algunos concellos ven puntuales las proliferaciones de insectos, mientras que en municipios como Narón o Tomiño la situación sí se ha complicado; «Non podes facer unha vida normal», cuenta una afectada de O Val
04 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.¿Hay una plaga de moscas en Galicia? La respuesta es no. Y vaya por delante que eso no supone minimizar el problema que para muchos vecinos supone la presencia masiva de estos insectos. Pero lo cierto es que no es posible hablar de un único fenómeno que esté afectando a la comunidad, o a una zona uniforme y amplia de la misma. Los casos reportados por la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) en 21 concellos son de distinta duración e intensidad, y muy dispersos geográficamente, sin que se haya verificado aún si tienen nexos o patrones comunes.
Además, varios ayuntamientos de esa veintena que el jueves listó la Fegamp no están de acuerdo en aparecer bajo la etiqueta de afectados por una «praga de moscas». En Teo, por ejemplo, su alcaldesa, Lucía Calvo (PP), recordaba que el pasado verano sí hubo un problema, localizado en una granja de la parroquia de Reis, pero se solventó y no se registraron nuevos focos. En A Teixeira, A Gudiña, Vilamartín o Rairiz de Veiga, sus regidores (del BNG, en el primer caso, y del PSdeG, en los otros tres) aseguraron a La Voz que desconocían la supuesta plaga. Ninguno ha recibido quejas de vecinos o ganaderos, y como residentes en sus respectivos municipios, tampoco han notado una presencia excesiva de moscas. En A Laracha (PP), Cerceda (PSOE) o Riotorto (PP) también aseguran no tener problemas con estos insectos, mientras que los ayuntamientos de Aranga y Coirós (ambos con alcaldes populares) no tienen constancia de avisos, y dicen no saber por qué figuran en la lista de la Fegamp. Sucede también en Burela. La alcaldesa (PSOE) no tiene constancia de ninguna plaga, solo que en octubre del pasado año algún vecino sí notificó presencia de moscas, muchas, pero ahora ya no.
Desde la federación se remiten a una encuesta cubierta en noviembre por los propios ayuntamientos, en la que 21 concellos, incluidos los que ahora niegan la problemática, respondieron afirmativamente a la siguiente pregunta: «Detectaron no seu concello aumentos bruscos da poboación de moscas?». Eso sí, varios de ellos apuntaban episodios de menos de un mes, a veces vinculados a actividades concretas de limpieza o agrícolas. En el caso de Coirós, figura incluso la aclaración de que el ayuntamiento no tenía constancia, pero «preguntando a veciños e a un restaurante, comentan que a fin de semana do 23 de setembro o aumento foi moi considerable».
Fuentes de la Fegamp reconocen que la intensidad del fenómeno no es la misma en todas las localidades. Pero insisten en que se trató de hacer una radiografía de lo sucedido en los últimos años, para reclamar a la Xunta la activación coordinada de medidas tanto de eliminación como de prevención, y de manera que todos los concellos que en algún momento sufrieron problemas con las moscas pudieran quedar amparados por esos mecanismos.
Empezar a actuar es lo que pide el alcalde de Muiños, Plácido Álvarez (PP). En este concello ourensano reconocen que algunos vecinos sí están teniendo problemas, especialmente quienes se dedican a la ganadería, aunque de momento no son graves. Cada uno está atajándolos con los medios que puede, pero el regidor reclama que, aunque la posible plaga no esté aún muy extendida, se tomen ya medidas para evitar que se convierta en un asunto mayor, como la velutina.
Cinco años de problemas en O Val
En otros puntos de la comunidad, hablar de plaga no parece exagerado. En O Val, una parroquia del concello de Narón, llevan cinco años conviviendo con ella. Cuando llega el calor, la invasión de moscas toma los jardines hasta cubrirlos con un manto negro. Pero de todos modos, las tiras adhesivas ya cuelgan de las casas durante todo el año. Allí la plaga se inició hace cinco. Al principio solo se sufría en verano, pero ahora también hay molestias en primavera pese al mal tiempo. Según la presidenta de la asociación vecinal Irmandiños, Manoli Castro, «mesmo nos días de frío están aí porque xa se acostumaron a esas temperaturas».
El Concello de Narón celebra que al menos se haya comenzado a trabajar en contacto con la Fegamp y con otros municipios afectados. Así lo indicaba la alcaldesa Marián Ferreiro (Terra Galega), que la semana pasada visitó O Val. «Os veciños trasladaron que volvían ter o problema das moscas», explicó. Empezó a primeros de abril, con una semana muy complicada y 15 casas afectadas, y en los últimos días los insectos han vuelto. «Levamos isto bastante mal e non vemos solución, a ver se agora facemos máis forza ao estar unidos os concellos e nos fan caso... Porque a Xunta dicía que non era unha plaga», dice Manoli Castro.
En esta parroquia las moscas molestan «para todo, para cociñar, fatal; para comer, o mesmo; non podes facer unha vida normal». Los espráis matamoscas proliferan, y a los vecinos les molesta especialmente desconocer aún el origen de esta plaga: «Din que pode ser polos abonos das terras, pero hai moitas máis posibilidades, e a solución que nos dan é cero», explican. En verano, las casas afectadas suelen llegar al centenar.
[Con información de los redactores de las delegaciones de La Voz de Galicia: U. Carrera, T. Silva, M. Doallo, O. P. Arca]
«Coa suba de temperaturas acurtan o ciclo reprodutivo e poñen máis ovos»
El catedrático de Zoología Salustiano Mato fue uno de los científicos de la Universidade de Vigo que acudió a Tomiño para hacer un informe inicial sobre el problema que desde hace un par de años tienen con las moscas. Reticente a hablar de plaga, por la connotación de peligro para la salud que sugiere, sí reconoce que los «bums poboacionais esaxerados» de este díptero en el municipio son «un sinvivir» para los vecinos. «Non é para asustarse a nivel sanitario, pero imaxina o que é ter as portas, as paredes ou as ventás tapizadas de moscas que queren entrar, porque son animais sinantrópicos, que evolucionaron ligados ao ser humano e van directos ás casas cando saen das pupas», explica.
Mato resalta que en condiciones favorables, estos insectos logran reproducirse todo el año, «e dende o 2018 os invernos non son tan fríos como para paralos». El aumento de temperaturas también acorta su ciclo reproductivo y hace que pongan más huevos de una sola vez, «de aí que cando eclosionan poidan verse nubes de moscas».
A estos factores, relacionados con el cambio climático, se suman otros, como la pérdida de hábitats para las especies depredadoras de insectos. También los cambios en las prácticas agrícolas: «Ter unha semana o esterco sobre o chan sen roturar é legal, pero fai que proliferen moito máis as larvas. Se se amorea ou se composta, isto redúcese».
Dado que las condiciones para estos insectos serán cada vez más favorables, Mato aboga por extremar las buenas prácticas, por ejemplo en el abonado, especialmente en las zonas más cálidas y húmedas.
Musca domestica Linnaeus, 1758. A falta de estudiar otros casos, en Tomiño se ha confirmado que los insectos problemáticos son moscas domésticas. No pican ni muerden, porque se alimentan por succión, por lo que no transmiten enfermedades a través de picaduras, como sí hacen los mosquitos. Sin embargo, sí pueden transportar patógenos en su cuerpo o sus heces.