La inspección del velero hallado a la deriva frente a la ría de Arousa no aporta pruebas sobre el transporte de droga
GALICIA
La falta de vestigios en el barco complica la investigación iniciada, que descarta la presencia de gallegos integrando la tripulación; el barco, de bandera alemana, llevaba más de una semana a la deriva
17 jun 2024 . Actualizado a las 14:00 h.Demostrar que los diez metros de eslora del velero Free sirvieron para transportar un alijo de droga supone una misión que, salvo un giro inesperado de la investigación, no se logrará. La inspección del casco con bandera alemana remolcado el viernes al puerto del Club Náutico de Ribeira tras localizarse fuera de la isla Sagres, en la boca de la ría de Arousa, a la deriva y sin tripulación, no aportó pruebas ni vestigios que demuestren que el Free transportó droga en algún momento antes de quedarse a la deriva frente a las Rías Baixas.
La investigación conjunta iniciada por la Guardia Civil de A Coruña y Pontevedra y el Servicio de Vigilancia Aduanera, aunque incipiente, se ve maniatada por la falta de pruebas o huellas en el velero que demuestren la tesis policial de un transporte marítimo de fardos con estupefaciente.
Sí se conoce la ruta que siguió el velero antes de acabar a la deriva, que será confirmada por el análisis del GPS hallado en el velero. También que los tripulantes no eran de Galicia; aunque los detalles de ambos datos se mantienen en secreto para agotar las vías de investigación abiertas.
Pero más allá de la falta de pruebas o vestigios a bordo del velero, la impresión de los investigadores sigue apuntando en la dirección del tráfico de drogas marítimo, y en concreto de cocaína. Lo primero, por el origen del velero; lo segundo, por aparecer en la entrada de la ría de Arousa, siempre activa en lo referido a la llegada de embarcaciones procedentes del Atlántico cargadas de polvo blanco; lo tercero, porque pese a estar el barco en buen estado, su tripulación decidió hundirlo sin alertar de una situación de auxilio, aunque no tuvo demasiado éxito.
Ese hecho resulta lo más curioso. Porque si la tripulación tenía la voluntad de hundirlo —práctica recurrente entre narcos una vez completado el viaje para borrar las pruebas del delito transoceánico— y desaparecer, alguien tuvo que salir a su encuentro. Pero siempre en la clandestinidad, lo que ahora que se halló el velero, despierta el recelo entre quienes investigan para saber qué ocurrió realmente a bordo del barco y cuál era la finalidad de una travesía que tenía un final escrito: hundir el velero. Conocer qué tipo de embarcación recogió a la tripulación del Free demostraría la finalidad real de la travesía del velero. Sobre esto, la investigación maneja información que parece relevante.
El velero llevaría al menos una semana a la deriva frente a las Rías Baixas. También fluye información de calle, procedente de los bajos fondos de la ría, que apunta a una descarga de droga consumada con lanchas de pequeño tamaño. Aquí, dando por hecho que se consumó la descarga y atendiendo al tamaño de velero, de 10 metros de eslora, resulta creíble que el velero no realizase una travesía transoceánica. Pudo adentrarse en el Atlántico hasta 200 millas, recoger la mercancía de un barco nodriza, acercarse nuevamente a tierra y trasvasar el alijo a embarcaciones rápidas con motores fueraborda que salieron a su encuentro. El tamaño del velero, reducido en comparación con los utilizados para cruzar el Atlántico y regresar a la Península preñadoS con fardos que suman más de 4.000 kilos de cocaína, limita su capacidad de carga, que no superaría la tonelada.
El hecho de que el barco apareciese en el perímetro de la isla de Sagres indica también que se intentó hundir el velero frente a la ría de Arousa, a varias decenas de millas, y que la corriente lo arrastró hasta su entrada antes de irse a pique. Pero toda la tesis policial, al menos por ahora, resulta imposible de probar por la falta de pruebas. Cuestión aparte es que la suma de indicios y el misterioso hallazgo de un barco abandonado en una zona caliente del narcotráfico continental como es la fachada de la ría de Arousa, lleva a los especialistas en narcotráfico a concluir que dos más dos son cuatro.