La UPG refuerza su discurso por la independencia con el BNG en máximos

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Néstor Rego, en el XIV congreso de la UPG celebrado en Pontevedra.
Néstor Rego, en el XIV congreso de la UPG celebrado en Pontevedra. Capotillo

Celebra su XVI Congreso con dudas sobre la continuidad de Néstor Rego

07 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Non necesariamente as nosas posicións teñen que coincidir exactamente sempre coas do BNG. Nós somos un partido cunha visión política e ideolóxica ben definida», expuso Néstor Rego hace cuatro años en su saludo a los militantes de la UPG en el XV Congreso que le ratificaba como secretario xeral.

El líder del partido hegemónico del nacionalismo gallego vino a recordar así que el mascarón que forma el Bloque —donde es fuerza matriz desde su creación en 1982—, ahora virado al pragmatismo que abandera su líder, Ana Pontón, protege las esencias de una UPG con su tesis fundacional incorruptible: «A loita pola autodeterminación da Galiza». Ese principio rector para la UPG cumplirá sesenta años el próximo 25 de julio, y centrará hoy el debate a partir de las diez de la mañana en el edificio Fontán de la Cidade da Cultura, donde se designará también a los 80 integrantes del comité central (similar a una ejecutiva) que decidirá si Rego continúa al frente como secretario xeral o si habrá relevo.

Los principales objetivos del cónclave, bajo el lema «60 anos de loita pola soberanía da Galiza e o socialismo», serán actualizar los análisis sobre la situación política de Galicia y las posiciones del nacionalismo en este contexto, y también del panorama internacional y estatal, «inestable» como consecuencia de la «política belicista impulsada polo imperialismo». Volverá a fijarse como meta dar con nuevas fórmulas para «reactivar e mellorar» la capacidad de intervención social y política del movimiento nacionalista gallego, así como fortalecer ideológicamente esta corriente. En un comunicado, la UPG apunta a la necesidad de reforzar el perfil propio del nacionalismo y su «referencialidade no combate ao espolio do país, ás políticas antisociais impostas e, en xeral, ás consecuencias da dependencia política da Galiza».

Ideologizar votantes

Nada de esto es nuevo. El último congreso concluyó que «a liña política é a acertada», pero reconocía que es necesario «mudar a maneira de trasladala á sociedade galega». Y aquí surge un dilema paradójico para la UPG, con el BNG logrando los mejores resultados de su historia tras una campaña electoral que sustituyó la estrella por el perfil silueteado de Pontón. Cerca de medio millón de gallegos depositaron la papeleta del Bloque, muchos por primera vez, seducidos por un discurso que ponía el foco en la factura de la luz, el acceso a la vivienda, la AP-9 o la cesta de la compra. «Son a candidata de todos os galegos e as galegas que queren cambio», se presentó tras ser proclamada aspirante a la Xunta por tercera vez consecutiva. Uno de cada cuatro votantes del PSdeG en el 2020, según la encuesta poselectoral de Sondaxe, apostaron esta vez por el Bloque.

La UPG consideró acertada la estrategia electoral, en un análisis publicado al mes siguiente de los comicios, pero advirtió que esta no podría implicar el abandono de los postulados políticos del nacionalismo popular a cambio de ser más transversales. El paso siguiente, proponían en el documento, era adoptar las «estratexias adecuadas de consolidación e fidelización» para ideologizar ese nuevo electorado. Según el barómetro poselectoral del CIS, el 48,6 % de los votantes del BNG aseguran sentirse tan gallegos como españoles. En el caso de ERC, ese porcentaje baja al 20 %, y al 14,5 % para Bildu.

La otra conclusión desde el partido marxista-leninista fue alertar sobre las contrapartidas del «presidencialismo» de la candidata. Aunque sin responsabilidades orgánicas, la portavoz nacional del Bloque es también militante de la UPG, una rareza evitada históricamente para, al menos en apariencia, facilitar la convivencia de las distintas fuerzas que integran el Bloque y favorecer los equilibrios internos. Con la ruptura de Amio en el 2012, liderada por Beiras entre críticas del excesivo intervencionismo de la U en el porvenir de la formación frentista, el partido hegemónico pasó a ser prácticamente el único. Otros surgidos en los últimos años, como Movemento Arredista, han permitido recuperar cierta pluralidad en el BNG.