Galicia recibirá 54 menores migrantes de Canarias en las próximas semanas

M. Beramendi / S. Pérez REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Inmigrantes acogidos en el Hotel Baixamar, jugando al fútbol en la playa de Areas, el año pasado
Inmigrantes acogidos en el Hotel Baixamar, jugando al fútbol en la playa de Areas, el año pasado CAPOTILLO

El Gobierno de las islas enviará el lunes el listado de los primeros 14

13 jul 2024 . Actualizado a las 12:25 h.

Después de meses sin noticias sobre la llegada a Galicia de los 28 menores no acompañados procedentes de las islas y que fueron acordados en la conferencia sectorial del año pasado, el Gobierno de Canarias ha informado a la Xunta de que este lunes enviará un listado con los nombres y las edades de los 14 primeros. En un par de semanas, según afirman desde la Consellería de Política Social, compartirán la relación de los otros 14 menores. Además, la Xunta se comprometió a recibir en este 2024 a otros 26 menores no acompañados llegados a Canarias y a Ceuta.

Pero aún no tienen información sobre su llegada. Una vez Canarias complete este primer trámite y reserve los billetes de avión, dará a la consellería más datos. En el aeropuerto estará esperándolos personal de Política Social, que los distribuirá en el recurso que mejor se adapte a sus necesidades, «sempre co obxectivo de lograr a mellor inclusión». «É unha cuestión de humanidade», dijo la titular de Política Social, Fabiola García.

Galicia ya está preparando el dispositivo para acoger a estos menores, que se incorporarán al sistema de protección gallego e integrarán en los setenta centros públicos y de colaboración privada. «Nós non temos centros específicos para menores non acompañados doutros lugares. Isto é beneficioso para eles», explica la titular de Política Social. Con esta predisposición, afirma, Galicia vuelve a demostrar ser una comunidad solidaria. Pero para atender a estos chicos, desde la Xunta han vuelto a reclamar más financiación al Gobierno central, ya que actualmente solo cubre el primer año de custodia y son las comunidades quienes corren con los gastos hasta que salen del sistema de protección. Y no siempre es hasta los 18 años; en algunos casos se extiende hasta los 21 o los 22 años.

La estrategia a seguir

Entre el 2021 y el 2022, Galicia acogió a 72 menores procedentes de Canarias y Ceuta. Desde hace tres años, la comunidad ha consolidado un modelo propio de acogida para garantizar su integración y que se basa en distribuir a los menores utilizando diferentes recursos residenciales, nunca centros, vía que solo sigue Galicia. Según la Xunta, se trata de ofrecer una atención más personalizada, que se ajuste a las necesidades de cada menor.

Antes de que los menores lleguen a Galicia, ya tienen asignado un lugar en el que vivir (habitualmente una casa de familia o una minirresidencia), en el que se instalan por parejas o tríos, con el objetivo de favorecer su integración al pasar a residir con otros menores españoles de edades similares. Galicia tiene contabilizados actualmente 163 jóvenes en el sistema de protección a través del sistema de acogimiento residencial. En la comunidad no existen centros específicos para menores migrantes, ni la Xunta considera adecuados este tipo de recursos. De hecho, ha optado justo por el modelo contrario. Su acogida se realiza en cualquiera de los más de setenta recursos ordinarios de acogimiento residencial que tiene Galicia como cualquier otro chico de su edad, pero ofreciéndole además una atención complementaria en aquellos casos en los que es necesario, como, por ejemplo, clases para los chicos que no dominan el idioma.

La Xunta sostiene que el modelo gallego para los menores es un caso de éxito para su correcta integración, con personas que han iniciado sus proyectos de vida en Galicia y que se han consolidado en áreas en declive demográfico. «Imos na boa dirección. Temos casos de menores que xa teñen iniciado novos proxectos de vida en Galicia e consolidados en zonas en risco demográfico», explica la conselleira.

La Consellería de Política Social considera un error crear centros específicos de grandes dimensiones para acoger a estos menores, porque se incrementa el riesgo de generar espacios en los que su integración a diferentes niveles (formativa, social y laboral) acabe convirtiéndose en una tarea muy compleja o incluso imposible. La Xunta defiende que, al contrario de lo que sucede con este tipo de centros específicos, utilizar recursos normalizados (como las casas de familia, en las que residen adolescentes con una vida normal, acudiendo a su centro educativo o a sus prácticas) es lo que más ayuda a la integración plena de estos adolescentes.

Insisten en que estos recursos están gestionados por entidades del ámbito social con años de experiencia en trabajos relacionados con la intervención socioeducativa y laboral, y que trabajan en red con otros programas impulsados por la Xunta para favorecer el tránsito a la vida adulta de los adolescentes del sistema de protección. Es el caso, por ejemplo, de los programas Mentor y Mentor Rural, que trabajan específicamente con jóvenes a partir de 16 años para favorecer su emancipación y para que sean capaces de poder llevar una vida normalizada.

mohamed baadi menor no acompañado que estuvo tutelado por la Xunta

«Me sentí muy solo, pero en Lugo encontré mi casa»

Con 13 años, Mohamed Baadi quería tener una vida mejor. Había crecido en un entorno conflictivo y con una madurez que no le correspondía intentó ponerle solución. En su casa, ni su padre ni su madre ni sus tres hermanos lo sabían, pero junto con otros cuatro amigos se subió a una patera en Tánger que tras 13 horas de viaje los dejó en Tarifa. «Salimos a las diez de la noche y llegamos a las ocho de la mañana. El viaje fue horrible», cuenta. Antes de llegar a la costa, ya los seguía un helicóptero de la policía. Se quedó en España, dice, porque no tenía otra opción; si por él fuese, habría vuelto a casa en ese momento. También cuando estuvo cuatro días en una casa junto con otras cincuenta personas esperando para embarcar y se empezó a encontrar mal. «Pero cuando entras ya no puedes salir», afirma. En Tarifa, cuando los detuvieron, comenzó su peregrinaje por los centros de menores de La Línea de la Concepción, Cádiz, Granada, Madrid y finalmente Lugo.

De eso ya pasaron casi siete años. Ahora, que es un ejemplo de esos menores que han iniciado nuevos proyectos de vida en Galicia tras la tutela de la Xunta, Baadi recuerda la historia que lo llevó de Beni Melal a Lugo. La primera parada fue a menos de una hora de Tarifa, en La Línea de la Concepción. Allí se encontró con un primo: «Desde que nos vimos ya no nos separamos». A los pocos días, los llevaron a Cádiz, donde había menos gente y donde se quedaron dos meses. Cuando los trasladaron a Granada, a la semana se escaparon. «Todos los centros del sur están mal, no son como en Galicia», se justifica. Estuvieron dos días en la calle y la policía volvió a detenerlos. Las siguientes paradas: Madrid Parla, Salamanca, Lugo, Santiago, Monforte y Lugo otra vez.

Baadi entró en el centro de menores Ollos Grandes de la Xunta con 14 años y salió con 19. «Me trataron como si fuese mi casa, se preocuparon por mí. Me sentí solo muchas veces y me arrepentí de venir, pero en Lugo encontré mi casa». Allí se adaptó y aprendió español en seis meses, el mismo tiempo que tardó en hablar con sus padres por primera vez desde que se fue de casa y en regularizar los papeles. Estudió un ciclo de electricidad, pero le ha quedado pendiente cursar otro de electromecánica. Ese es su objetivo.

En marzo dejó el centro y se mudó a un piso, que comparte con otros compañeros. «Fue un cambio duro, antes vivía con normas», cuenta. Desde entonces, ya lleva varios trabajos: una empresa de reformas, en el monte, de electricista... Y ahora en una granja, en las afueras de Lugo.