Alfonso Rueda ha tenido que cambiar el paso tras movimientos de la oposición
09 oct 2024 . Actualizado a las 13:17 h.Le costará al presidente de la Xunta y a su entorno reconocer que el arranque de curso político les pilló despistados. Quizás por la (peligrosa) inercia del estío. Con la sensación de tener los deberes preparados de antemano, con el debate ya rodado de la financiación autonómica, la promesa cumplida de la gratuidad de la universidad, la sanidad calmada con los contratos de los mires y un viaje a Brasil para engrasar las relaciones con la colectividad gallega en el exterior. Y luces cortas para ver solo lo que está por delante, sin cita electoral que inquiete (salvo que le dé por ello a Pedro Sánchez) y una cómodísima mayoría absoluta. Se dejaba llevar Alfonso Rueda, como cantaba Antonio Vega...
Y entonces la oposición aprieta el paso con una comisión de investigación con la que nadie contaba —incluso dentro del Bloque, sus promotores, sorprendió la premura— y en la que el PP no se siente cómodo; el presidente del Gobierno convoca a Alfonso Rueda (el viaje a Brasil tuvo que suspenderse) tras siete meses de ninguneo; y las iniciativas para los primeros días de gobierno se agotan.
Lo sucedido en los despachos de San Caetano en los últimos diez días se explica por todo lo anterior. Ha habido reflejos para advertir que tener garantizado el apoyo parlamentario y el DOG no sirve si no se toma la iniciativa y se pone la lupa sobre los principales problemas del país. Y los hay bien definidos en la encuesta de Sondaxe que publicó La Voz este fin de semana (es el único estudio demoscópico que recoge los problemas de los gallegos). Paro, vivienda, sanidad, precios...
El tiempo que va del retiro de fin de semana con sus conselleiros al discurso de ayer le ha permitido a Rueda articular un eje de medidas enfocadas a esos asuntos: inversión en vivienda para poner (al fin) más pisos sociales en el mercado, reducción de burocracia en dependencia, una comercializadora de energía para rebajar la factura de la luz y una tasa turística, que son dos guiños al programa de una oposición que ahora tendrá que resituarse.