
En las últimas décadas, el área metropolitana de A Coruña ha experimentado una gran transformación. En los años 90 del pasado siglo apenas contaba con 335.000 habitantes, con un municipio central que absorbía el 75 % de la población global de la comarca. Hoy, el área metropolitana definida por los nueve municipios que la conforman, alcanza 415.000 habitantes, creciendo 5.000 habitantes cada año.
El avance poblacional ha venido de la mano de los ocho municipios del extrarradio de la ciudad de A Coruña, ya que esta apenas ha crecido 6.000 habitantes en las cuatro décadas, frente al avance de 80.000 del área. El municipio central ya solo representa el 60 % de los habitantes del área. En los últimos 40 años, al espacio metropolitano coruñés ha llegado población de otros lugares de Galicia y España y, ante el altísimo precio de la vivienda en la ciudad de A Coruña, esa nueva población se ha asentado en los municipios del entorno.
Estamos ante varias realidades singulares: la primera es el importante crecimiento poblacional y por tanto económico de este entorno metropolitano, mayor que otros de Galicia y España. La segunda es la extensión geográfica: A Coruña, junto a Cádiz, es el municipio más pequeño de las capitales de provincia, 37 kilómetros cuadrados, lo que deja poco espacio para nuevas promociones inmobiliarias. Y la tercera es que la renta per cápita de la comarca es la más elevada de Galicia, alcanzando en el 2024 el pleno empleo. Las tres explican los precios elevados de la vivienda.
Está claro que vivir en el centro de A Coruña se ha convertido en algo costoso y complicado. Aparte del precio, el municipio central es complicado, ya que tampoco resulta cómodo para vivir: la agresiva política de peatonalización y encalmado de tráfico de A Coruña no se está haciendo con una apuesta por el transporte con los municipios del área metropolitana, que reduzca la necesidad de entrar o salir con un vehículo privado.
La calidad de la movilidad de la comarca es lamentable, con unas infraestructuras viarias inadecuadas, ni siquiera se ha puesto en marcha un tren de cercanías. No hay comunicación rápida y flexible de los municipios del entorno, colegios o polígonos empresariales entre sí y con el municipio central. Vivir en Oleiros, Culleredo, Cambre o Arteixo puede resultar mucho más cómodo para desplazarse que la propia Coruña.
Es errónea la idea de expulsión o éxodo urbano de A Coruña hacia sus municipios limítrofes porque en realidad lo que se está produciendo es un éxodo hacia la comarca desde otras zonas y las condiciones geográficas y económicas del espacio urbano hacen imposibles los asentamientos en ese municipio.
Hay que hacer un planteamiento metropolitano del asunto y superar enfoques municipales, localistas, y ese planteamiento debe venir de la mano de los que planifican, los políticos.
Carlos Sánchez-Tembleque es profesor de la Escola de Relacións Laborais de la UDC