Carta de restaurante, precio de tapas

Bea Abelairas
bea abelairas FERR0L / LA VOZ

SOCIEDAD

JOSÉ PARDO

Espacio moderno en Ferrol Vello con recetas para compartir y mini postres

17 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Frank está en San Francisco, la calle clásica de chateo antes de que Ferrol Vello se infectase del virus del abandono. Aún así este local abrió en el 2013 para tratar de revivir el antiguo ambiente gastronómico y su única medicina es una carta que arranca con apetitosas medias raciones -a precio de tapa- de sabores conocidos, como croquetas caseras o pastel de mejillones y con sorpresas como un crujiente de langostinos rebozados en unos finos fideos chinos y acompañados de un elegante alioli.

Un ágape jugoso (crema de verduras con queso) sirve para entretener la espera en un espacio con aceptable interiorismo minimalista y algunos asientos de ventana que permiten mirar hacia el casco antiguo mientras se come. En este aperitivo queda claro que en la cocina está Gonzalo Pérez, el ganador (el pasado 31 de marzo) del último certamen de tapas de Galicia. La receta con la que consiguió el premio fue un rollito vietnamita de cerdo celta y cigala que ya no está en la carta, pero de alguna forma se puede saborear su concepto -aplicar técnicas de otras cocinas a productos autóctonos- en otros platos, como la enchilada de zamburiñas y pulpo con arroz o los citados crujientes. No se olvidan en estos fogones de los paladares más clásicos: hay paleta ibérica de bellota a buen precio, huevos rotos con ibérico y fuera de carta esta semana encontramos media o una ración de carrilleras que no alcanzan la matrícula de honor que cocineros tan exigentes como Martin Berasategui les dan a las que consiguen el punto meloso, pero que están sabrosas, al igual que unas mini hamburguesitas de ternera gallega con foie y con queso de cabra.

Blanca Tello se ocupa de la sala y ofrece mini postres que -una vez más- parten de la esencia de la tapa y permiten disfrutar de tres bocados dulces por menos de lo que cuesta cualquier final goloso en otros establecimientos. Hay tres vasitos (a 1,5 euros cada uno): un delicioso cremoso de chocolate blanco con espuma de café, un arroz con leche con puré de orejones y un chupito de queso con su membrillo.

La bodega arrincona a los vinos gallegos. En tintos hay once riojas, seis riberas y once referencias más de otras denominaciones, frente a dos Ribeiras sacra y un Monterrei; en blancos la proporción se equilibra más.

Sorprende el café de pota que se sirve sin advertir que está especiado con naranja, cardamomo y canela. Un final que encaja con estos fogones con hambre de renovar sin dejar de lado el recetario más tradicional.