En Salvaterra de Miño (Pontevedra) se encuentra Bodegas Fillaboa, un tesoro enclavado entre paisajes gallegos que cautiva a todos los visitantes con sus encantos. Un imponente muro de piedra de 1.600 metros de longitud es testigo de la historia de la bodega, resguardando su pazo señorial y una capilla de piedra.
Está bajo los mandos de la familia Masaveu desde el año 2000 y lleva siendo uno de los productores vitícolas más tradicionales desde finales del siglo XVIII, tratándose de la única bodega gallega perteneciente a la prestigiosa Asociación Grandes Pagos de España. Esta asociación defiende la máxima expresión del terroir —combinación de cuatro factores clave en la elaboración de vinos de calidad: suelo, clima, variedad de uva y hombre—, promoviendo a su vez los vinos españoles, vinculados a la singularidad de la tierra que los ha visto nacer.
Se tratan, ni más ni menos, de 74 hectáreas de superficie, de las cuales 50 pertenecen de forma exclusiva a los viñedos. Estos se dividen en 12 pagos diferentes que se extienden por ondulantes laderas junto a los ríos Tea y Miño (haciendo frontera con Portugal), además se dedican a la variedad Albariño.
Opción turística
El espacio donde se ubica Bodegas Fillaboa es una opción excelente para visitar, ya que combina vino, cultura, gastronomía, arte y patrimonio. A medida que nos adentramos en la Finca Fillaboa iremos descubriendo sus jardines, el pazo y los viñedos. También será posible presenciar el proceso de elaboración de los vinos, disfrutar con degustaciones y explorar las estancias donde se exhiben obras de arte pertenecientes a Corporación Masaveu.
Entre los exuberantes jardines encontraremos camelias, olivos, magnolias y castaños, además, en las inmediaciones de la finca se encuentra un puente medieval. Este puente era el antiguo acceso a la propiedad, la cual está rodeada por un muro de piedra de cuento.
El nombre Fillaboa, surge a raíz de una leyenda local similar al cuento de literatura infantil «La Cenicienta» de Charles Perrault. Según la historia, la hermosa hija de un conde, víctima de las humillaciones de sus envidiosas hermanas, se convirtió en heredera de las mejores tierras que poseía su padre, de ahí surge el nombre de Filla (hija) boa (buena).
Enoturismo y los vinos blancos Fillaboa
Este verano los amantes del vino podrán disfrutar del exquisito albariño, durante sus visitas a la bodega. Este vino blanco está lleno de matices, aromas frutales y una frescura inigualable, siendo perfecto para acompañar los meses de calor.
El «enoturismo» (turismo por zonas de cultivo y producción de vino) de esta bodega es exclusivo, ya que la riqueza de los suelos y la cercanía del mar, sumadas al clima atlántico, con sus abundantes lluvias y suaves temperaturas, hacen de Fillaboa un lugar privilegiado. El cultivo de la uva en estas condiciones produce vinos como: Fillaboa, Fillaboa Selección Finca Monte Alto y La Fillaboa 1898.
Gracias a la elaboración de estos vinos blancos 100 % Albariño, obtendremos como resultado bebidas armoniosas con una estructura sólida, junto a singularidad del terroir. Al ser fermentados sobre lías finas en depósitos de acero inoxidable desde seis meses hasta seis años, se garantizará la máxima calidad. Los vinos de Fillaboa podrán ser adquiridos en la tienda online del grupo bodeguero.
La bodega ofrece actividades de enoturismo que incluyen visitas guiadas por los viñedos que rodean el pazo y los jardines, así como recorridos por la zona de elaboración para conocer de cerca los detalles del proceso de estos vinos. Las visitas suelen durar entre 40 minutos y dos horas, dependiendo del recorrido elegido e incluyen degustaciones de los vinos. Durante la cata, los visitantes suelen deleitarse con productos gastronómicos artesanales de la zona. El espacio también organiza eventos corporativos tanto en ambientes interiores como al aire libre.