Abandonará la cárcel de Zuera, donde ha cumplido 14 meses de prisión, para terminar su condena en el centro Victoria Kent en Madrid
03 jun 2015 . Actualizado a las 15:48 h.José Ortega Cano ha conseguido el tercer grado y saldrá el próximo viernes de la cárcel de Zuera, en Zaragoza, en la que ha cumplido 14 meses de prisión, según El Mundo. En total fue condenado a dos años y medio de cárcel por la muerte de Carlos Parra, que pereció en un accidente de tráfico cuando el diestro invadió el carril contrario. Carlos Parra murió en el acto y Ortega Cano, que dio positivo en la prueba de alcoholemia, estuvo en estado crítico.
A partir del próximo lunes Ortega Cano se trasladará a Madrid, donde cumplirá lo que le resta de condena en el centro de inserción social Victoria Kent.
La noticia la adelantaba esta mañana Luis Rollán en La Mañana de la 1, que presenta Mariló Montero, y señalaba que podría abandonar en las próximas horas la cárcel. El torero deberá decidir la fórmula para cumplir el régimen de tercer grado: o pasar toda la semana en libertad y los fines de semana en prisión, o tener todos los días una horas de permiso y pernoctar en el centro penitenciario. Según su sobrino Paco Ortega «por motivos laborales y por poder pasar más tiempo con la familia, muy posiblemente se acoja a la primera opción, aunque es él el que tiene que tomar la decisión que mejor le convenga», explicaba hace unos días.
La última vez que salió de prisión Ortega Cano fue el pasado 21 de mayo para disfrutar de su cuarto permiso penintenciario y ya adelantaba: «a lo mejor no tengo que volver a la cárcel». En ese momento el torero ya conocía Instituciones Penitenciarias le había otorgado el tercer grado.
Ortega Cano ingresó en la prisión de Zuera en Zaragoza el 23 de abril del 2014, tras varios meses intentando pedir el indulto por motivos de salud.
La caída en los infiernos de Ortega Cano
Antes de su entrada en prisión Ortega Cano había vivido duros momentos, curtido en varias graves cornadas en las plazas de toros. La vida le tenía preparadas al torero embestidas incluso peores que las de un mihura. Atrás quedan los tiempos felices que compartió con Rocío Jurado, «la más grande». Los últimos años han sido una sucesión de desgracias y contadas alegrías.
Tras la muerte de Rocío Jurado, Ortega Cano se mudó a la finca Yerbabuena para residir allí con sus hijos adolescentes. Participó en ¡Mira quién baila!, mientras veía cómo su familia política se desmembraba por la herencia de la cantante. El 28 de mayo de 2011 Ortega Cano colisionó frontolateralmente contra el vehículo que conducía Carlos Parra, en Castilblanco de los Arroyos, en un lugar cercano a su finca. El brutal accidente provocó la muerte del primero y dejó herido de gravedad al diestro. Tras varias semanas en la Uci, el torero logró recuperarse. Poco después se hizo público que Ortega Cano conducía bajo los efectos del alcohol, casi triplicando la tasa permitida, algo que ha negado y intentado desmontar tanto durante el juicio como después.
Mientras comenzaba una batalla legal que finalmente perdió, comenzaron los problemas con su hijo mayor, José Fernando Ortega, que pasó varios meses en prisión por su implicación en un agresión y, ya en libertad, ha iniciado un proceso de rehabilitación para recuperarse de sus adicciones. En el 2013, cuando nació su primer hijo natural, fruto de su relación con Ana María Aldón, conocía la condena a dos meses y medio de cárcel por el accidente.
En su primer permiso para salir de prisión, a los ocho meses de su ingreso, Ortega Cano sorprendió con una imagen renovada. Más delgado y con el pelo teñido, lo que le hacía parecer más joven; y también más calmado y tranquilo.
«Cuando se está cumpliendo una condena y asumes todo. Por supuesto el perdón está asumido y yo pido voluntariamente perdón a la familia, desde que pasó. Le rezo, porque soy una persona muy creyente. Ha sido un accidente, quiero ponerme a disposición de la familia como siempre». El diestro asumía la culpa y declaraba que esos meses en la cárcel de Zuera le habían servido para reflexionar, pensar y poner las ideas en claro. Ortega Cano decía en ese momento que se encontraba física y mentalmente muy bien y sobre su dura experiencia pasando por la cárcel decía que a veces «no hay mal que por bien no venga».