Meritxell Martorell, reportera de Cuatro: «Me enamoré de un refugiado y terminó en la cárcel»
GENTE

La presentadora desvela su intensa historia de amor con Harud, un refugiado iraní, mientras grababa el programa «21 días» en Lesbos e Idomeni
23 nov 2016 . Actualizado a las 08:13 h.«Me enamoré de un refugiado y terminó en la cárcel». Así resume Meritxell Martorrell, reportera de Cuatro, su historia de amor con Harud, un refugiado iraní al que conoció mientras grababa el programa 21 días en Lesbos e Idomeni.
Cuenta en Vice que en febrero de este año aterrizó, cámara en mano, en Lesbos para vivir de cerca para 21 días la situación de los miles de refugiados que llegan cada día a la isla griega. Tras unos días allí la periodista de Cuatro puso rumbo a Idomeni acompañando a una familia de refugiados yazidíes. Y ahí, en medio de su duro viaje, en la gasolinera de Polikastro, a 25 kilómetros de Idomeni, Meritxell conoció a Harud, un refugiado iraní que en medio de una manifestación nocturna le ayudó a sujetar su cámara para obtener un plano más picado.
«Él es alto a la par que exótico y atractivo», recuerda Meritxell. Explica que ese día Harud se interesó por su trabajo y mostró su sorpresa porqué estuviera durmiendo en el mismo autobús que los refugiados. Esa noche descubrió que él también era periodista aunque se definía como activista y defensor de los derechos humanos. Y finalmente, en esa charla en medio de la oscuridad, Meritxell supo que Harud era refugiado y que llevaba más de dos años separado de su familia.
La historia de Harud es la de miles de refugiados. Tuvo que huir de Irán por miedo a ser ejecutado ya que había publicado varios artículos en contra del régimen. Huyó primero a Irak y después viajó hasta Turquía. «Saca su Iphone y me enseña fotos antiguas. Aunque el cansancio y la constante lucha por sobrevivir lo han castigado en los últimos meses, me sigue pareciendo más atractivo ahora», relata Meritxell.
«El frío se convierte ahora en una temperatura ideal, la gasolinera es el escenario de una novela romántica», recuerda Meritxell Martorell en Vice. Durante varios días el grupo permanece aislado en la gasolinera. «Cada mañana comparto con Harud un café con leche, un bollo y una conversación», explica. Unos días después la reportera de Cuatro tiene que dejar el enclave de manera precipitada junto con el grupo de yazidíes sin poder despedirse de Harud. Llegan a Idomeni.
En Idomeni se produce el reencuentro. «Me giro y veo que es Harud. Las mandarinas y los plátanos vuelan a la misma altura que las concertinas de la frontera, salgo corriendo y le doy el abrazo más sincero de toda mi vida», explica Meritxell.
La periodista termina su reportaje, intercambia Facebook y Whatsapp con Harud y prometen mantenerse en contacto. De vuelta a España, Meritxell se entera de que Harud ha llegado a Alemania y no duda ni un momento en coger un vuelo hacia allí.
«Quedo con Harud en la estación de trenes y cuando lo veo me tiro a sus brazos de un salto, está sano y salvo. Recorremos la fría ciudad alemana y vivimos nuestra historia intensamente. Somos inocentes y abrazamos ese momento mágico para no dejarlo ir jamás».
Desde Alemania, sin esperar los permisos necesarios, deciden viajar a España en un coche de Blablacar. Meritxell llama a su familia y les confiesa que «enamorada, acaba de cruzar la frontera con un refugiado sin papeles». «Mi madre viene a verme preocupada, le presento a Harud como si de su yerno se tratase», recuerda.
«Pasamos dos días en casa, escondidos en nuestro refugio y entendiendo que la situación se nos ha ido de las manos. No sólo por incumplir las normas, sino porque ni siquiera nos conocemos. Hemos compartido un par de cafés en una gasolinera y dos días en Alemania» relata Meritxell.
«No estamos enamorados, sólo que hemos maquillado de color rosa los momentos oscuros que nuestras mentes eran incapaces de aceptar», rememora la reportera de Cuatro. Tras analizar la situación con frialdad, Harud decide volver a Alemania y en su vuelta es detenido en la frontera de España con Francia.
Finalmente Harud pudo recuperar la libertad y ahora vive en Lyon, donde ha conseguido un trabajo para Amnistía Internacional.
Aquí puedes leer la historia completa de Meritxell Martorell en Vice.