A los Obama les gusta España. No dirán que no. Aprovechando que el expresidente Barack tenía que participar el viernes en la Cumbre de Innovación Tecnológica y Economía Circular en Madrid, primero, y luego debía volar a Oporto para una reunión sobre cambio climático con entrevista con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en medio, Michelle y sus hijas Malia y Sasha también volaron hasta la capital. Parece que se quedarán una semana e incluso podrían ir a alguna otra ciudad.
Es sabido que a la familia le gusta el arte y la gastronomía de la Península. Tras la ajetreada jornada del viernes, que acabó con una cena y un concierto de Pitingo, ayer por la mañana el rey Felipe VI ejerció de cicerone para Barack Obama durante un recorrido privado de media hora al Museo Reina Sofía.
Ambos se detuvieron ante el Guernica de Picasso, donde el monarca explicó al expresidente de Estados Unidos los pormenores de la obra. No solo eso. También le regaló un libro sobre el artista malagueño con una dedicatoria: «Para el presidente Obama, como testimonio de mi amistad y afecto y en recuerdo de nuestra visita juntos al Guernica, un icono eterno del arte más universal».
Las que no acudieron fueron Michelle y sus hijas, que habían ido el día anterior de museos, mientras Obama cumplía con sus compromisos. James Costos, exembajador estadounidense en Madrid, y su marido, Michael Smith, ejercieron de anfitriones y fueron a comer al restaurante Numa, el italiano que ahora está de moda en Madrid; tomaron café en el lugar favorito de Michelle, el Murillo, además de pasar por el Prado y el Thyssen. Toda la familia fue a cenar al restaurante Filandón. Después, según Hola.com, Costos les tenía preparada una recepción en casa en la que actuó el cantante Pitingo. Parece que estaban también el duque de Alba, Penélope Cruz, Pedro Almodóvar y Patricia Koplowitz.