María del Monte, a su llegada a los juzgados tras la detención de Antonio Tejado: «Revivir esto es muy duro»

Martín Bastos

GENTE

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«Confiamos en la Justicia y en la presunción de inocencia. Esto no es más que una investigación», aseguró la cantante

16 feb 2024 . Actualizado a las 15:30 h.

La cantante María del Monte y su mujer, Inmaculada Casal, han llegado esta mañana antes de las 9.00 horas a los juzgados de Sevilla para declarar tras el robo que sufrió en su vivienda en Ginés hace unos meses, según informa Efe. La artista acude ante el juez como perjudicada tras la detención de la banda que asaltó su hogar, y donde uno de los arrestados y que ya se encuentra en prisión es su sobrino Antonio Tejado

«Estoy tranquila dentro de lo que cabe, volver a revivir esto es muy duro, pero confiamos en la Justicia y en la presunción de inocencia. Esto no es más que una investigación», declaró Del Monte rodeada de una nube de medios de comunicación a las puertas del juzgado. 

Según han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) a Efe, la cantante estaba citada a declarar a partir de las 9:30 horas de este viernes, jornada en la que está previsto que declaren también otros perjudicados y testigos.

A su salida, María del Monte ha atendido los medios. «Nosotros queremos solamente que sepáis que a partir de este momento no vamos a hacer ningún tipo más de declaración, hemos confiado, seguimos confiando y seguiremos confiando en el sistema judicial de este país», aseguraba. «Lamentable no hemos recuperado nada, pero no perdemos la esperanza, lo más importante es que estamos sanos y estamos todos bien», decía apenada. 

Además, María ha hecho una petición, que desaparezca la prensa de su casa porque no va a hablar más públicamente: «Si no me paro en la puerta de mi casa es porque a partir de ahora todo esto está en manos de una instrucción y el veredicto está por determinar». 

Hace una semana sorprendía la detención de Antonio Tejado, de 36 años, como miembro de la banda criminal que había asaltado la casa de su tía, María del Monte y se sospecha que otras también, como la del futbolista Sergio Ramos, con sus cuatro hijos dentro. La artista se mostraba «destrozada» al conocer que el hijo de su hermano, fallecido en el 2020 a causa del coronavirus y con el que había trabajado durante años antes de su salto a la televisión en solitario, estaba detrás del robo de su vivienda. 

Al parecer, algunos de los detalles que María del Monte dio a la policía en su primera declaración ya hicieron saltar todas las alarmas sobre que la banda de asaltantes estaría formada por alguien muy cercano a ella, ya que tendrían información a la que era difícil acceder de otra manera. El botín que se llevaron los ladrones ascendería a unos 650.000 euros entre relojes, joyas y otros objetos. 

Según aseguró el periodista Carlos Quílez en Y ahora Sonsoles, Antonio Tejado habría estado la noche del robo en casa de su tía con otros de los encarcelados, que lideraría un hombre apodado El Ruso, y en cuya detención habría participado David Pérez, uno de los guardias civiles asesinados en Barbate por una narcolancha horas antes del trágico suceso. La investigación sitúa a Antonio Tejado con los otros miembros de la banda por la geolocalización de los teléfonos móviles. La aparición en el mercado negro de una de las joyas personalizadas que tenía María del Monte en su casa también le sirvió a los investigadores para seguirles la pista a los sospechosos. 

La policía considera a Antonio Tejado autor intelectual del robo sufrido por María del Monte. Según aseguraban en los últimos días en Esradio, en La mañana de Federico, «a María del Monte no la ataron, ese fue el primer indicio. A la esposa sí le pusieron bridas, y a la sobrina igual». La periodista de Vanitatis Paloma Barrientos reveló otro dato muy curioso y es que al día siguiente de sufrir el robo, con su tía e Inmaculada Casal aún en shock por lo ocurrido y muertas de miedo, Antonio Tejado acudió a su casa para consolarlas durante horas y les regaló un perro. «Un perrito que era de la camada del Ruso, considerado jefe de la banda» que las había atracado horas antes. 

La caída a los infiernos de Antonio Tejado

La vida de excesos de Antonio Tejado, que él mismo relató hace unos años en televisión, concretamente en el año 2019, cuando primero concedió una entrevista a Lecturas y más tarde lo corroboró en Telecinco. «Estuve tres días sin dormir a base de cocaína y whisky. No recuerdo nada de lo que hice esos días. Me podría haber dado un infarto», aseguraba en aquel momento. «Tomé cocaína durante dos meses y me hizo ver el problema que tenía. Sin la cocaína seguiría siendo un alcohólico», añadía. «Empecé a beber hace cuatro años. Estaba muy enamorado de Alba. A ella se le fue el amor y yo no lo quise asumir», confesó. 

A pesar de que en ese momento hablaba de que estaba en recuperación, lo cierto es que Antonio Tejado seguiría arrastrando adicciones, algo que preocupaba mucho a su familia, en concreto a su madre, María José, que en los últimos días defendía a capa y espada la inocencia de su hijo, ya en prisión. «No voy a entrar en detalles de nada. Simplemente deciros que yo estoy tranquila, con mucho sufrimiento, porque os podéis imaginar el sufrimiento que tengo y espero que todo se aclare muy pronto y confío en la inocencia de mi hijo», aseguraba hace unos días ante las cámaras. 

Hay que recordar que Antonio Tejado saltó a la fama por su efímera relación con Rosario Mohedano, a su vez, sobrina de Rocío Jurado e hija mayor de Amador Mohedano y Rosa Benito. Tras acabar su noviazgo y con un hijo en común, durante años Tejado y los Mohedano protagonizaron en televisión todo tipo de disputas, a la vez que él se convertía en concursante de realities y colaborador de varios programas de Telecinco. Tiene otra hija de corta edad, fruto de su relación con Alba Muñoz. 

Ahora, muchos recuerdan que en aquellos momentos, ya era consumidor de ciertas sustancias. Tamara Gorro, con la que coincidió en algunos de esos programas, aseguraba en Y ahora Sonsoles que Tejado «se ponía muy agresivo en su forma de hablar, y yo no lo veía drogarse con mis ojos pero no hacía falta ver para saber que estaba perjudicado. Todos los compañeros lo comentábamos e incluso había veces que había que darle un toque para que aflojara».