Veinte años de la muerte de Carmina Ordóñez y la confirmación de que falleció por sus graves adicciones
GENTE
Aunque consumía otras sustancias, su verdadera adicción eran las pastillas y podía llegar a consumir entre 25 y 30 al día. La muerte de su madre marcó un antes y después para la reina de las exclusivas. Ese fue el momento en el que comenzó a beber
23 jul 2024 . Actualizado a las 11:15 h.Este 23 de julio se cumplen 20 años de la muerte de la reina de las exclusivas. También de «La Divina», de la hija de Antonio Ordóñez, de la exesposa de Paquirri o de una de las primeras mujeres que dijo públicamente haber sido víctima de malos tratos. Todas esas mujeres eran Carmina Ordóñez, la famosa de las famosas que vivió demasiado deprisa y que, como ella misma decía, no llegó a cumplir 50 años.
Con 49 y apenas un mes y medio antes de llegar al medio siglo, Carmen Ordóñez aparecía si vida en la bañera de su domicilio de Madrid. Sus hijos Francisco, Cayetano y Julián ocultaron la información de su autopsia durante años, pero el paso de las décadas ha diluido el secreto.
Ella misma había confirmado que tenía un problema serio con los somníferos y hace unos días su hijo mayor, el torero Francisco Rivera, volvía a incidir sobre su caso en una entrevista en exclusiva con LOC, de El Mundo. «Mi madre murió por culpa de la cocaína. La droga es un problema que tiene consecuencias terribles y mucho más si se unen, como en su caso, al consumo de somníferos. Fue una combinación letal», explicó zanjando un sinfín de especulaciones.
«Es vergonzoso que después de tantos años haya ese empeño en buscar algo que no existió. Se han dicho cosas absurdas y todo es mucho más simple», explicó el torero. Porque para lo que mientras el resto se deshacía en rumores y especulaciones, Francisco, Cayetano y Julián lloraban la muerte de su madre. «Hemos perdido a una madre excepcional, una mujer increíble a la que echamos mucho de menos. Pero no hay más historias», explica ahora el hijo mayor de «la Divina». «Y es bueno contar hablar de su problema para ayudar a otros y transmitirles que el camino de la droga siempre es nefasto», remarcó Fran en la entrevista.
Una vida de portada
Bajo el lema «A mí plín, yo soy Ordóñez Dominguín», Carmina Ordóñez disfrutó de su vida como le dio la gana y prácticamente al límite. Era una de las protagonistas indiscutibles de la prensa rosa de su época. Su padre, Antonio Ordóñez, fue una de las figuras más importantes en el mundo del toreo; su madre, Carmen Cristina González Lucas, era la hermana de otro de los grandes de los ruedos: Luis Miguel Dominguín. Sus abuelos eran los reconocidos matadores Cayetano Ordóñez y Domingo Dominguín.
Como recoge Colpisa, a Carmina tampoco le faltaron conquistas. De hecho, se casó tres veces. Muchos decían que era la mujer más guapa de España, pero ella quedó prendada de Francisco Rivera, Paquirri, con el que se casó en 1973 y del que se divorció seis años después. Con él tuvo dos hijos, Francisco y Cayetano. Después, Julián Contreras fue el hombre que ocupó su corazón durante casi diez años y, fruto de esa relación, nació su tercer hijo con el mismo nombre de su padre. El último matrimonio, con el bailaor Ernesto Neyra, fue el que más dolores de cabeza le provocó y donde comenzó su declive. La sociedad le dio la espalda cuando denunció públicamente en «Crónicas marcianas» los malos tratos y los abusos que ejercía sobre ella e intentó desmontar el tabú de la violencia de género.
El peor momento
Pero el punto de inflexión de su vida fue cuando murió su madre en 1982. Una mujer a la que idolatraba y con la que mantenía una estrecha relación. Comenzó a beber para poder sobrellevar la pérdida y superar la depresión en la que cayó. A la par, desarrolló un miedo a la soledad por el que necesitó la ayuda de somníferos para poder conciliar el sueño. Pocos años después, se hizo adicta a la benzodiazepina. Aunque consumía otras sustancias, su verdadera adicción eran estas pastillas y podía llegar a consumir entre 25 y 30 al día. Ella siempre decía que no iba a vivir más de 50 años y ese presagio se cumplió. Tenía 49 años. La mezcla del alcohol con las drogas terminó siendo letal. La versión oficial del fallecimiento fue que la causa del deceso fue un infarto. La finada tenía un golpe en el labio, en el baño había restos de drogas y aún se desconoce quiénes eran las personas que la acompañaban esa noche. En los medios de comunicación se publicaron todo tipo de conjeturas y rumores e, incluso, una autopsia falsa. Después de muerta, a Carmina la siguieron juzgando.
La confesión
Su amiga Eva Carreño fue quien encontró su cuerpo aquel 23 de julio de hace 20 años. «Abrí, voy al cuarto de baño, escucho un grifo… Me asomo al baño y me encuentro a Carmen sumergida. La bañera estaba a mitad de llenar. Yo decía: 'Carmen no tiene tanta apnea'. Yo me acuerdo de saltar y pedir el número de la policía. Me apoyé en la pared y me dejé caer», dijo en Y ahora Sonsoles, en Antena 3.
«Las adicciones que tenía Carmen eran muy heavies, pero eran a las drogas que venden en la farmacia. A la química. Tenía un ritual espantoso, se las colocaba en línea. Desengancharte de estas sustancias es todavía peor».