La periodista, que hace unos meses habló por primera vez del cáncer que padeció, le dedicó unas emocionadas palabras a través de las redes sociales a Bea, apenas unas horas antes de Nochebuena
25 dic 2024 . Actualizado a las 17:38 h.Tan discreta y celosa de su vida privada siempre, y también de su entorno más cercano, Sara Carbonero se despedía en las últimas horas de una persona muy allegada que ha muerto. Lo hacía, visiblemente afectada, a través de las redes sociales. Lo hacía junto a la canción Hablar de nada, del grupo Viva Suecia, una de las favoritas de su amiga. «Bea, cómo te gustaba esta canción...Te voy a echar mucho de menos, nuestras conversaciones de madrugada, nuestra intuición sobre cómo estaba cada una. No es justo. No entiendo la vida. No me lo creo», escribía.
«Te quiero y te querré siempre. Tu sonrisa vivirá siempre en mi memoria. Descansa, cariño», terminaba, sin entrar en más detalles de lo que había ocurrido.
Lo cierto es que no es la primera vez en este año que termina que Sara Carbonero tiene que despedirse de alguien muy allegado y lo hace desde las redes sociales. Ocurría cuando se encontraba en Panamá, el pasado verano, visitando como Embajadora de Buena Voluntad de Unicef, el camino migratorio más peligroso del mundo, Darién, queriendo así la durísima realidad a la que se enfrentan anualmente miles de familias que atraviesan la selva en condiciones lamentables en busca de un futuro y mejores condiciones.
Fue poco después de iniciar su viaje de cooperación cuando Sara Carbonero recibía la peor de las noticias; el fallecimiento de una persona importante en su vida, cuya identidad prefería no revelar pero de la que sí quiso despedirse con un desgarrador mensaje en redes sociales.
Un emotivo adiós que eligió compartir con sus seguidores de Instagram y que comenzaba citando una frase de Jack Kerouac para homenajear a este alguien fundamental para ella cuya muerte le pilló a miles de kilómetros de distancia. «La única gente que me interesa está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo. La gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, que arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un ¡¡Ahh!!», colgaba en un storie.
«Escribo esta frase porque te encantaba», añadía dirigiéndose a esta persona, a la que como aseguraba «nunca, nunca te vamos a olvidar. Va a ser muy difícil vivir sin ti. ¡Qué puto dolor! Qué injusto...», confesaba sin poder evitar evidenciar su desolación. «A la mujer más valiente y más buena, la que desafió todos los pronósticos, la amante de la vida», seguía, con un agradecimiento por haberla cuidado siempre.
Una mujer de la que ha evitado revelar su identidad pero de la que sí ha dado una pista muy importante al desvelar que es de Corral de Almoguer, su pueblo natal en Toledo: «Te querremos y recordaremos cada día, en la plaza de Corral, en la mirada de tu virgen de la Muela», finalizaba.
Una preciosa y desgarradora despedida que ha acompañado con una imagen de una estrella en un cielo oscurísimo y de la canción Surrender de Bruce Springsteen de fondo. «En las estrellas que desde hoy, brillan con más fuerza que nunca», concluyó.
Este verano está siendo especialmente reflexivo para Sara Carbonero, tal y cómo ella ha reflejado en su cuenta de Instagram. En uno de sus post sale besando a su abuela, pero también abrazada a sus hijos en su pueblo y celebrando el cumpleaños de Irene, su hermana pequeña. «De todos los viajes que podemos hacer, el más intenso, profundo y necesario siempre será hacia nosotros mismos. Hacia esos sitios donde convergen pasado, presente y futuro. Donde se enredan y entrelazan en esa trenza imaginaria que atrapa el dolor. Ese dolor que, en ocasiones, sumado a todo el ruido que enfrentamos cada día no nos deja ver lo esencial. Se nos olvidan los lugares o personas que silenciosos/as están pero nunca piden», escribía la periodista.
«Se nos olvida buscar las grietas por donde entra la luz. Hay muchas, pero hay que saber verlas. Y tener paciencia. Hijos con los que ya puedes tener conversaciones de adultos y pedirles consejos, una abuela a la que se le va olvidando nuestro nombre pero no nuestras historias de cuando éramos niñas. Es lo más salvaje que podemos vivir. Es la aventura. Es la vida. Unos ojos a los que poder mirar fijamente y decir libremente cómo te sientes. O que no haga falta. Gente que abraza tu vulnerabilidad cuando la sacas a pasear. Lazos irrompibles, raíces y alas», añadía.
«Gracias, vida, porque aunque estos años no me estás dando mucha tregua y me estás retando fuerte, el aprendizaje no sería el mismo sin tanta piedra en el camino ni mi nivel de conciencia tampoco. Aceptar, abrazar, transitar, no esquivar. Creo que nos vamos entendiendo. Verano 2024», terminaba.
Sara Carbonero habló por primera vez de su cáncer
Sara Carbonero habló el pasado mes de octubre por primera vez del cáncer del que fue diagnosticada en el 2019. Lo hizo al recoger un premio en la cuarta edición de la gala benéfica de la revista Elle, en apoyo a la lucha contra el cáncer. Bautizada como Elle For Hope, tuvo lugar en el Palacio de Santoña, en Madrid, y a ella asistieron numerosos rostros conocidos como Eva González, Ana Obregón, Isabel Jiménez, Hiba Abouk, Amelia Bono, Cristina Pedroche o la protagonista de la serie Emily in Paris, Philippine Leroy-Beaulieu.
El momento más emotivo de la noche lo protagonizó la periodista Sara Carbonero, cuando subió al escenario para recoger el premio con el que era galardonada y habló públicamente por primera vez de su enfermedad, un cáncer de ovarios que le detectaron en el 2019.
Subía al escenario para recoger su premio y no podía contener las lágrimas. «Es la primera vez que hablo a corazón abierto y públicamente de mi enfermedad: el cáncer. Una palabra de la que he huido durante años y a la que no me gustaba hacer referencia porque creía que si no la nombraba no sería una realidad», decía. En ese momento Eva González se acercaba a ella para ayudarle con el premio y que pudiese seguir con su discurso.
«Me ha costado tiempo aceptar, comprender, que esto es una carrera de fondo, que yo voy a ser siempre una paciente oncológica, toda mi vida, y conviviré con la incertidumbre, incluso he aprendido a abrazarla», proseguía.
«Por eso quería darle las gracias a Elle y a Bennedetta por esperarme, por respetar mis tiempos. Y bueno ¿por qué este cambio? ¿por qué en esta cuarta edición estoy aquí? Porque he hecho un gran trabajo personal, en este tiempo y he mirado mucho para dentro y me he dado cuenta de que esta travesía, a lo largo de este desierto, se hace mucho mejor acompañada, que hay que normalizar el cáncer, que mostrarnos vulnerables no es malo, sino todo lo contrario, como decía Raquel antes, nadie es perfecto ni lo pretendemos», añadía.
«Pero, sobre todo, estoy aquí para lanzar un mensaje de esperanza, de aliento para todas las personas que estén conviviendo porque no me gustan nada los términos bélicos, lo siento mucho... batallar y así, pero aceptando esta cruel enfermedad. Os voy a contar una cosa: cuando en el 2019 me encontré con el diagnóstico del cáncer, lógicamente me quedé en shock. Era terrible, yo tenía 35 años, una vida sana, no entendía nada. Y eso que mi pronóstico fue bueno, pero mi cabeza estaba llena de porqués. Y, ¿por qué? Porqué todo el rato. Entonces me recomendaron ir a un psicólogo, ir a un psicooncólogo, que hacen una labor maravillosa, pero yo en ese momento necesitaba era hablar con mujeres que hubieran pasado lo mismo que yo y que 10 años después o 15 años después estuvieran vivas y fuertes y trabajando. Y eso es lo que hice, llamar a las diez mujeres que no conocía lógicamente de nada para que me contaran su historia», continúa.
«Aún recuerdo sus nombres, no todos pero Julia, Marta, Teresa me dieron el impulso que yo necesitaba y es lo que me gustaría que yo pudiera hacer hoy con toda la gente que pueda estar viéndome ahora mismo para decirles que hay salida», decía con un esperanzador mensaje.
«He aprendido mucho sobre el valor del tiempo, que es el tesoro más preciado que tenemos. Sobretodo a vivir el presente y, además, como decía nuestro querido Pau Donés: ´´de manera urgente´´. He aprendido que el poder del amor es tan potente, que es capaz de transformarlo todo. Y aquí es donde quiero acordarme de todas las personas que han estado a mi lado incondicional en estos años, que son ya muchos. No voy a decir todos sus nombres, pero ellos saben quiénes son. Sí que quiero destacar a mi familia, a mi madre y a mi hermana que quizá son las personas que más han sufrido conmigo. Ya que hay una representación de mis amigas, está Raquel, maestra y compañera de muchas cosas, mi amiga Isabel era la persona que más horas de hospital ha compartido conmigo. Vicky Marcos se encargaba de ponerme guapa cuando yo no me reconocía frente al espejo. Ana Rivera es la hermana mayor que nunca he tenido y Ana Carolina ha venido de Portugal, de Oporto, donde viví unos años, pero no solo hoy, sino cada vez que he tenido que ser operada o intervenida. Muchas gracias a todas y a todos», decía.
«Gracias a mis médicos y después a mi razón de ser, que ya podéis imaginar quiénes son. Pero aquí no quiero personalizarlo en mí. Quiero mandar un mensaje especial para esas mujeres, madres y enfermas de cáncer con niños pequeños que no entienden nada y que aún no le puedes explicar porque su madre está ocho días en la cama tirada después de cada quimio, y a los 21 días lo mismo, y a los 21 días lo mismo. Y porque su madre no tiene energía, como las madres de sus compañeros», añadía sin poder evitar de nuevo emocionar al hablar de sus hijos.
«Y por qué, porque a veces no puedes, no puedes ni llevarles al colegio, ¿no? Entonces, esos niños que no preguntan nada pero lo saben todo. Mi cariño especial para esas madres valientes, esas madres coraje, que vais a poder ver a vuestros hijos crecer, como lo estoy haciendo yo, Martín y Lucas sois mi motor y mis ganas», proseguía.
Sara Carbonero recordó que cada acción es un buen momento para pedir más investigación. «Necesitamos psicólogos, necesitamos que la recuperación de un proceso oncológico se aborde desde varios frentes: medicina, alimentación, deporte y salud mental, porque sin salud mental no hay salud», proseguía en su parte del discurso más reivindicativa.
«Yo estoy aquí gracias a la medicina y al amor», terminó recordando a Merche, una amiga que falleció hace un tiempo. El discurso lo cerró con unas palabras de Murakami, que ahora tiene mucho más sentido que entonces: «Y una vez que la tormenta termine no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste, ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente, pero una cosa si es segura, cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. Y de eso se trata la tormenta».