El descaro de un virtuoso del balón con olfato de gol

X. R. C. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

Iago atesora la calidad y la inteligencia de un jugador de primer nivel

07 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

¿Qué puedes aportar? «Calidad». Así se despachó en la previa de la final ante el Alavés Iago Aspas. No se trata de ningún veterano. Tan solo tiene 21 años. Tampoco de un jugador experimentado en el equipo y en Segunda. Todo lo contrario, era la primera convocatoria con el primer equipo en todo el curso después de haber debutado el ejercicio anterior en el bolo de Salamanca. Pero el pequeño de los Aspas es así. Un sobrado y un descarado. Dentro y fuera del terreno de juego.

«Si fuese argentino valdría 15 millones de euros» comentó antes del despido José Luis Molina, el efímero director de cantera que pasó por Vigo en la reciente época del notario Ramón Martínez. No le falta razón, porque Iago atesora la calidad y la inteligencia de un jugador de primer nivel, porque tiene el don del gol, y lo más importante, jamás le pesa la situación. Él puede con todo. Es capaz, como hizo ayer, de echarse el equipo encima. Y eso que era la primera vez que jugaba un partido oficial en Balaídos.

El segundo de los Aspas también tiene cara B, su marcaje a los árbitros. Es capaz de echarse más tiempo protestando las decisiones del trencilla que jugando al fútbol. Lo ha hecho en infinidad de ocasiones en el filial. Cada patada, una protesta. Cada caída al suelo, un motivo para alzar los brazos. Como consecuencia, colecciona goles y tarjetas. «No estoy loco, pero tengo arrebatos y mi carácter me perjudica. No sé perder», comentó en primera persona a La Voz hace poco.

Toda la vida del moañés se ha escrito en clave celeste. Llegó a la base del Celta de la mano de su hermano Jonathan, otro de los que creció en Balaídos para tener que emigrar después. Con 18 años probó el banquillo de la Copa de la UEFA de la mano de Fernando Vázquez, pero sin llegar a debutar. Su estreno en el primer equipo llegó la temporada pasada en un partido intrascendente en Salamanca, pero este año volvió al filial después de hacer la pretemporada en Melgaço.

En Segunda B ha sido capitán general. Marcó goles decisivos, lideró al equipo hacia el quinto puesto y demostró que es un futbolista con proyección y futuro. Por eso, aún con el Celta perdido en su deambular, alguien tuvo las luces en el club de asegurarle un puesto en la primera plantilla (o una cesión a un Segunda en su defecto) de cara al próximo curso. Después de lo visto ayer, Eusebio ya tiene su primer intocable.