La falta de pegada tumba a un Celta que mantiene su propuesta arriesgada
11 mar 2013 . Actualizado a las 17:13 h.En el fútbol los méritos no son suficientes. Solo cuentan los goles. Por eso el buen trabajo que ayer hizo el Celta de Abel Resino no bastó para arañar al menos un empate ante un Real Madrid que no se lo puso fácil. Mourinho no fue excesivamente conservador a la hora de redactar su once titular, y puso en vanguardia a un Cristiano Ronaldo que volvió a marcar en Balaídos. Así, con la sensación de que el Celta siempre se queda al borde del triunfo, se escribió la derrota celeste.
El NOMBRE PROPIO
Contra pronóstico, De Lucas
aventurar el once inicial de Abel Resino es toda una lotería. En sus tres semanas en Vigo ha sido capaz de sorprender a propios y extraños con algún movimiento en sus onces, y el de ayer llevaba el nombre de Quique De Lucas. Fue la gran novedad en una semana en la que ha estado en el ojo del huracán. El hombre inesperado que sentó a Bermejo y a un Orellana que no pisó el césped. Regresaba un Krohn-Dehli que sigue a ralentí y entraba con todas las de la ley un Túñez al que ya se echaba de menos.
LA ACTITUD
Cuestión de carácter
Aguerrido, ambicioso y con descaro. Ese fue el Celta que lució en Balaídos. Al menos durante fases del encuentro. La presión y la intensidad que Abel reclama a los suyos exige una concentración y un esfuerzo tan ingente que a los celestes les cuesta darle continuidad. De ahí los sube y baja en sus partidos. Ayer sus primeros 20 minutos y su imagen tras el penalti fueron casi vibrantes. Pero por medio hubo instantes en blanco, a merced del rival. Momentos de dejar espacios y de sufrir ante un Real Madrid que cada vez que encuentra camino, pone en jaque a toda la defensa. Una defensa que ayer volvió a estar avanzada y que sufrió con los balones a la espalda y a la hora de achicar por arriba. La envergadura de Túñez y Demidov no desbarató el juego aéreo del rival, aunque la imagen mejoró mucho de la ofrecida en anteriores ocasiones. Más teniendo en cuenta la entidad del enemigo.
¿Y EL GOL?
El Celta perdona de nuevo
La historia celeste en lo que va de temporada se escribe con errores en defensa y fallos en ataque. Ayer, en este segundo capítulo, los vigueses sobresalieron. Se concedieron el lujo de perdonar ocasiones al Real Madrid. Augusto, Iago, Álex o el larguero de Park bien valían un empate, para delantarse incluso y cambiar el signo del partido. Poner contra las cuerdas al rival. Pero una vez más la falta de pegada se alineó con el maltrecho Celta, que necesita generar mil ocasiones para ver el esférico en el fondo de la red.
LOS ÁNIMOS
El Celta vuelve a creer en sí
Recuperar el ánimo del Celta era prioritario. Lograr que el equipo creyese en sí mismo, en sus opciones y en la arriesgada propuesta futbolística de Resino eran imprescindibles, y por lo vivido ayer, el equipo lo ha logrado. El Celta está vivo.