El suicidio inducido por Abel Resino

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Subir la línea de presión defensiva y las lagunas en la presión, la tumba del Celta

08 abr 2013 . Actualizado a las 15:52 h.

Cuatro puntos de 18 posible y una media de 2,3 goles encajados por partido. Ese es hasta el momento el legado de la apuesta defensiva de Abel después de seis partidos en el banquillo.

El entrenador toledano ha llegado con una idea preestablecida. Adelantar la línea de presión del equipo y juntar las líneas entorno al medio campo. Primero lo hizo a través de un 1-4-2-3-1 y en las dos últimas contiendas pasó al 4-3-3, aunque ayer le duró un suspiro por el rápido tanto Vallecano. Pero en 50 días que lleva en Vigo no ha conseguido que el equipo se adapte a esa manera de jugar. En gran medida, porque no hay futbolista de ese corte en la plantilla como le sucedió la temporada pasada en el Granada. Los célticos sufren a la hora de presionar y sobre todo, tienen lagunas de concentración que aprovecha el rival. También lentitud en los centrales.

Los números del encuentro de ayer no dejan lugar a dudas. Con semejante apuesta táctica el Rayo disparo en siete ocasiones a la portería de Javi Varas. Dos fueron para dentro, otro al palo y las demás fueron rechazadas por el meta sevillano. El Celta, arriesgando en teoría, solo fue capaz de intentarlo en dos ocasiones. Ninguna con éxito.

Con Paco Herrera el Celta también estaba instalado en la derrota, pero las sensaciones eran otras. El equipo estaba más aseado en defensa (llevaba nueve derrotas por la mínima) y se caracterizaba por la posesión de balón, aunque demasiado horizontal, creando pocas oportunidades.

En seis partidos Abel ha utilizado a toda la plantilla a excepción de Toni y ha inclinado el once hacia la experiencia dando más protagonismo a jugadores como Pranjic y De Lucas.

Ahora, por la sanción de Aspas, mantiene en el once a Park, que ha ido dilapidando todas las oportunidades que ha tenido. Ayer, en su segunda titularidad consecutiva tuvo las dos mejores ocasiones del partido para los celestes y no acertó en ninguna de ellas. Una en el área pequeña sin oposición y la otra desde la frontal en una posición inmejorable. Todo lo demás, fueron prolongaciones aéreas con la defensa rival como única destinataria. El coreano ya ha dejado de ser alternativa contra la sequía goleadora.