Los de Abel manejaron a su antojo la primera parte
28 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.A la felicidad, el Celta llega por la vía del fútbol y el sufrimiento. Fútbol, como el que el equipo de Abel Resino propuso en la primera parte frente al Levante, y sufrimiento, como el que se vivió en el segundo acto cuando la espada de Damocles del empate pendía sobre los celestes.
Los tres puntos que el Celta conquistó en el Ciutat de Valencia son un chaparrón de vida para un equipo que en dos semanas ha sido capaz de reengancharse a la esperanza. Ayer el cuadro celeste cimentó sus sueños de permanencia, y lo hizo como mejor sabe, con la fórmula del balón. Ese que el Celta manejó a su antojo durante el primer tiempo ante un rival inoperante y al que indultó. El once de la resurrección frustrada en Mallorca y del triunfo ante el Zaragoza, con el único cambio de Aspas por Bermejo, fue de nuevo protagonista. Lo mismo que la intensidad y la fe, dos armas que el Celta ha recuperado al tiempo que su idea primigenia. Esa de alcanzar el éxito a través del juego combinativo.
La fórmula perfecta
En Valencia todos los ingredientes se mezclaron con éxito en la coctelera celeste. Una defensa impoluta -sin resentirse tras la entrada de Cabral para el central y el paso de Vila al lateral-, un medio campo impermeable para los levantinos y un ataque que germinó gracias a una segunda línea que vive un momento dulce. Porque a la explosión de Augusto en la banda derecha se suma el regreso del mejor Krohn-Dehli. El segundo puso magia en el centro del gol y el primero lo enchufó al fondo de la red. El Celta de la primera vuelta, el que confiaba ciegamente en su juego, ha vuelto. Para lo bueno, y para lo malo.
Y es que cuando la idea es conservar, los de Abel sufren. Se vio en el segundo tiempo, cuando el Levante subió revoluciones y cuando, con Muñiz Fernández de por medio, las dudas surgieron. Pero a dónde no llegaba el fútbol, llegaron entonces las ganas y la casta, las mismas que en la primera parte hicieron que los celestes ganaran cada disputa, robaran y marcaran un gol que bien vale un sueño. La ilusión ha vuelto al Celta, y es para quedarse.
análisis los celestes se regeneran desde el balón