Una vez más, no solo el Celta, si no la cantera del Santa Mariña, el pueblo de Mos y todo el fútbol gallego está de enhorabuena por el extraordinario debut de Rubén Blanco en Primera división.
Cuando Rubén fue llamado por Abel para sustituir a Javi Varas, él paró el tiempo y fiel a su idea de estar cómodo, se tomó la pausa suficiente para cortar las medias y ajustar su indumentaria antes de hacer el partido perfecto; como si estuviese un día más en A Madroa.
Estamos ante un futbolista que va a marcar un época y que solo el tiempo dirá a qué altura de los mitos llegará. Tiene las mejores condiciones de los porteros modernos: Buffon, Casillas, Valdés o Neuer...e incluso en aspectos, los mejora porque con el pie no se sabe si es zurdo o diestro y tiene una calidad en el golpeo que para sí quisieran muchos futbolistas de Primera división.
Espectacular en el uno contra uno, ágil, de reflejos increíbles, y además sobrio... une a su «aparente despiste» personal una seguridad, un compañerismo y una tranquilidad que intimida.
Se merece lo mejor de lo mejor: en un puesto tan difícil y específico como este hay que tener una madera especial. Rubén es ébano puro. Diamante con mayúsculas.