Sus ocho tantos a favor han condenado al equipo a los puestos de descenso
23 oct 2013 . Actualizado a las 13:13 h.El Celta acumuló este lunes, aparte de la cuarta derrota consecutiva, su cuarto partido sin marcar en nueve jornadas disputadas y, lo que es más preocupante, el tercero sin hacerlo en casa. Los vigueses llevan únicamente ocho goles a favor en lo que va de campeonato, el peor registro a estas alturas de competición en Primera desde la campaña 1994/1995, cuando el conjunto céltico solo había anotado seis dianas. En las últimas diez temporadas en la máxima categoría, el equipo nunca había bajado de los diez goles tras nueve partidos.
De los ocho tantos logrados, siete se consiguieron en las cuatro jornadas iniciales. En las cinco siguientes, únicamente Nolito vio puerta ante el Atlético de Madrid, lo que no evitó la derrota en el Vicente Calderón.
La falta de acierto de cara a portería del equipo generó preocupación ya durante la pretemporada. Los de Luis Enrique solo consiguieron hacer un gol, obra de Augusto, en los cinco amistosos que jugaron. Pero en el inicio de Liga cambiaron las tornas y pareció que aquella sequía iba a quedar en algo anecdótico, especialmente de la mano de un Charles que sumó a la cuenta goleadora del Celta en tres de los cuatro primeros encuentros. Con el paso de los partidos, sus cifras acabaron convertidas en espejismo y ni él ni el resto de sus compañeros se han mostrado acertados en esta importante faceta.
El Celta parece estar acusando la marcha de Iago Aspas. Sus esperanzas goleadoras tras la marcha del de Moaña estaban puestas en los fichajes del propio Charles -que había sido pichichi de Segunda el año pasado-, más un compendio ofensivo que completan Nolito, Augusto, Kroh-Dehli y Rafinha. No llegó el delantero que el club reconoció haber buscado hasta el fin del mercado de verano.
Esperanzas en un juvenil
El joven canterano Santi Mina, de 17 años, fue titular contra pronóstico ante el Levante y parece gozar de la confianza de Luis Enrique, que llegó a afirmar la semana pasada que la perla de A Madroa «marca siempre». El lunes, sin embargo, tampoco él fue capaz de hacer que el dominio de los suyos se viera reflejado en el marcador.
Su aumento de protagonismo, además, ha venido dado por la escasez de alternativas de las que el Celta dispone en ataque. Muestra de ello fue la pobre aportación de los cambios que realizó el técnico asturiano: las entradas de Orellana y David Rodríguez volvieron a demostrar las carencias del equipo también en el banquillo.