Una temporada para enmarcar

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

El Celta prolonga su crecimiento y certifica su filosofía en el mejor curso de los últimos tiempos

19 may 2014 . Actualizado a las 15:01 h.

El Celta despidió la mejor temporada de los últimos tiempos confirmando que es un equipo en constante crecimiento. Lleva cuatro años superando retos. El último ha sido colarse entre la clase media de Primera División es un 2014 mágico. Con 30 puntos en la segunda vuelta después de una primera cargada de incógnitas.

Línea ascendente

Cuatro años de crecimiento El ciclo actual del Celta comenzó con la llegada de Paco Herrera. En su primer año, promoción, en el segundo ascenso, en el tercero Abel hizo posible el milagro de la permanencia, y en el cuarto Luis Enrique ha sido capaz de dejar noveno al equipo con 49 puntos. La mejor clasificación desde los tiempos de UEFA, cuando el equipo todavía vivía en la burbuja del fútbol.

Filosofía

Un proyecto consolidado

Más allá de los nombres, el proyecto del Celta está consolidado. La apuesta por la cantera se traduce en los números de la temporada. El 42,4 % de los jugadores utilizados por Luis Enrique -informa Alberto Fernández en su blog CeltaHistoria- han sido gallegos (todos formados en A Madroa). Lo mismo sucede con la idea de juego, con el balón como protagonista innegociable.

Fichajes

Mayoría de aciertos, el fiasco de Welliton

Nolito, Charles, Fontás y la cesión de Rafinha son nombres suficientes para que los fichajes del verano pasado merezcan un aprobado sobrado. Incluso Íñigo López ha cumplido su papel en el mercado invernal. Queda la duda de si Aurtenetxe pudo dar un poco más teniendo en cuenta su experiencia en Primera. Tan solo la llegada de Welliton merece la reprobación. Mucho dinero para cuatro minutos de juego, ninguna implicaciones y una juerga (conocida) con detención incluida.

El entrenador

El personaje del curso

El Celta 13/14 ha pivotado sobre la figura de Luis Enrique. La tremenda personalidad del entrenador ha acaparado todo el foco. También su apuesta por el fútbol y las decisiones que ha ido tomando a lo largo de la temporada. Buenas y malas.

Desarrollo

Demasiado tiempo para engrasar

Al Celta le costó una vuelta asimilar los mecanismos implantados por el míster. Durante el otoño flirteó con la zona de descenso. Con fragilidad defensiva y con sequía goleadora. Y con un grave problema en Balaídos, en donde no fue capaz de ganar hasta el octavo partido como local.

La eclosión

El Bernabéu como punto de arranque

El segundo semestre de los celestes fue inmaculado. Tras el parón de Navidad todo cambió. El equipo se enseñó en el Bernabéu pese a la derrota y a la semana siguiente ganó al Valencia. A partir de ahí todo fue a mejor. Los celestes comenzaron a sumar (33 puntos en el 2014), cogiera confianza, ganaron consistencia en las dos áreas y protagonizaron una escalada, a base de fútbol, que les llevó a la novena posición final con los mimos puntos que el octavo.

El récord

El año de las ocho victorias a domicilio

El sucesor de Luis Enrique ya tiene un primer reto para el futuro, mejorar las ocho victorias del Celta a domicilio en Primera, el nuevo récord. Sin embargo, la falta de un empate, impidió a los vigueses igualar su mejor registro fuera de casa: 25 puntos. Los célticos acabaron repartiendo los puntos del mejor modo: 25 en casa y 24 fuera.

Goles repartidos

La vuelta de una dupla

La temporada pasada Iago Aspas y sus doce goles marcaron el ritmo anotador del Celta, pero este curso no solo Nolito le ha pasado por delante al moañés con sus 14 dianas, sino que ha encontrado un socio en Charles para disparar la dupla hasta los 26 goles, a tan solo uno de las últimas parejas estelares vestidas de celeste.

Puntos de forma

Relevo entre los jugones del equipo

Álex comenzó como una moto, Charles vio portería en momentos duros, luego apareció Orellana, más tarde explotó Rafinha y por último Nolito emergió como una moto, igual que Krohn-Dehli. La temporada estuvo repleta de momentos entre los jugadores más determinantes. La regularidad suprema la pusieron Yoel y Fontás.