Una goleada para amenizar el parón
06 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Eduardo Berizzo decidió aprovechar el amistoso de Ribadumia para dar una pequeña vuelta de tuerca a su equipo y poner sobre el tapete una combinación inédita en lo que va de Liga y también durante la pretemporada. Charles y Larrivey, los dos hombres llamados a disputarse la referencia ofensiva, formaron dupla en ataque en un equipo que, afectado por la falta de interiores, cambió su ya habitual 4-3-3 por un 4-2-3-1 con tintes de 4-4-2 y en el que la movilidad de sus atacantes era la tónica dominante. Según desveló Charles, él y el delantero argentino tenían carta blanca para intercambiarse en el ataque, aunque en la práctica Larrivey se vistió -los pocos minutos que pudo disputar- el disfraz de mediapunta. Nolito, con su ritmo habitual, se encargó del costado zurdo, mientras un Santi Mina que creció con los minutos se situó a la diestra, completando una línea de ataque que, a modo de enjambre, azotaba una y otra vez a un Sporting tímido en sus aproximaciones y que solo fue capaz de celebrar un gol de penalti.
LA DEFENSA. Hugo recupera el pulso
Las novedades en el ataque no fueron las únicas que se sacó Berizzo de la manga. Hugo Mallo necesitaba minutos, y el técnico se los concedió. El de Marín fue abarcando cada vez más metros en su banda hasta exhibir de nuevo el tono ofensivo que el curso pasado le imprimió Luis Enrique. Suyo fue el centro del gol de Mina, y varias llegadas peligrosas. Los que también tuvieron su oportunidad fueron Samu y Pablo Crespo en el lateral zurdo, y Costas en el centro de la zaga tras la expulsión de Cabral. El canterano, que hasta el momento no ha sido convocado en Liga, no pasó grandes apuros.
CENTRO DEL CAMPO. Borja y Hernández, al centro
Borja Fernández regresó al centro del campo del Celta acompañado en el arranque por un Pablo Hernández encargado de dar salida al fútbol céltico. El canterano no pasó muchos apuros, y el internacional chileno fue a más con el paso de los minutos. Al principio el jugar en una zona más retrasada limitó su fútbol, pero cuando en el segundo tiempo abarcó más espacio se pudo ver a un Tucu mucho más activo, compenetrado con sus compañeros, incisivo y con destellos de calidad que alimentan todavía más las expectativas a su alrededor. El Celta no pierde su esencia, ni cuando se enfrenta en un amistoso.