Entre la dependencia, la tendencia y la ansiedad

X.R. Castro

GRADA DE RÍO

Las causas de la sequía

15 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La dependencia de los goles de Larrivey y Nolito, la falta de frescura después de cinco meses de trabajo y la aparición de cierta ansiedad por la racha han llevado al Celta a esta crisis de goles y resultados a las puertas del parón invernal.

Dependencia

Viviendo de los goles de Larrivey y Nolito

El Celta de los tiempos de la pegada vivía mayoritariamente de los goles de Larrivey y Nolito. El ariete suma siete y el gaditano cinco. Los dos fueron prácticamente el único sustento desde que Orellana paró su producción en la tercera jornada de Liga. De la segunda línea solo han aportado el Tucu y Álex López. Desde el momento que los dos realizadores se quedaron en blanco, Berizzo se quedó sin alternativas.

Frescura

Cinco meses de temporada pasan factura

El Toto es un especialista en buenos arranques y para repetirlo en Vigo apostó por una pretemporada larga e intensa. El plantel céltico viene trabajando de un modo continuado desde el pasado 3 de julio (fue el equipo más madrugador con el Athletic, que se jugaba la previa de Champions) y alguno de sus jugadores han perdido la frescura, la capacidad de desborde y el uno contra uno. La gasolina ya no alcanza para los 90 minutos a las puertas del parón navideño.

Estigmas

La maldición del Camp Nou y de la selección

La victoria sobre el Barcelona dejó vacío al Celta. No porque el reguero de elogios llevase al equipo a bajar la guardia, sino porque el rol en la Liga cambió de un modo sustancial. Lo mismo pasó con Nolito y la selección. El gaditano se ganó el derecho a ser internacional con un arranque espectacular, pero desde que vistió de rojo ante Alemania ha ido a menos. El sábado fue carne de banquillo y cuando entró no obró de revulsivo.

Apuesta

Fiarlo casi todo a los inicios de partido

Berizzo se ha decantado por una apuesta tan bella en el imaginario futbolístico como de riesgo. El argentino apuesta por una salida en tromba de los suyos, que acorralan al rival durante los 20 primeros minutos a base de una presión asfixiante y con un dominio casi avasallador, pero esta puesta en escena debe ir acompañada del acierto de cara a la portería contraria, porque semejante desgaste comunal pasa factura durante el resto de los partidos.

Tendencia

Del blanco al negro

Las tendencias no son solo un recurso de manual en el mundo del fútbol, también una evidencia. Al Celta de las primeras jornadas le entraba todo. Ahora el viento sopla de costado y todo son malas noticias. Incluidas las decisiones arbitrales, que nada tienen que ver en la racha pero sí en partidos puntuales como el del sábado en La Rosaleda.

Estadística

Menos oportunidades en las últimas jornadas

El Celta no ha perdido sus señas de identidad en cuanto a juego, pero ha dado un paso atrás a la hora de generar peligro. Aún así, frente al Málaga dispararon cinco veces entre los tres palos. No obstante, más allá de los números, el equipo está cada vez más cohibido, frenándose en seco cuando divisan el área rival. Como si tuviera un muro imaginario enfrente.

Ansiedad

La racha genera dudas entre los protagonistas

Los jugadores y el propio entrenador lo niegan, pero la ansiedad está apareciendo en el seno del equipo, que ha pasado de darse un baño de confianza cada semana a necesitar tanto en lo anímico como en lo estadístico un gol y un resultado que celebrar. Esta falta de confianza se nota en el desborde por banda, en la inexistencia de tiros desde fuera del área y en la reiteración de un juego que se vuelve demasiado previsible. En lo anímico, el equipo también comienza a venirse abajo como demuestran los 25 minutos posteriores al gol del Málaga.