El equipo ha mejorado de la mano del escocés, pero se mantiene irregular
07 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La Real Sociedad decidió a principios de noviembre apostar por David Moyes para enderezar una temporada que se inició de manera nefasta, sobre todo teniendo en cuenta las expectativas generadas por un equipo clasificado el curso pasado para competiciones europeas. Su antecesor, Jagoba Arrasate, fue despedido tras haber sumado únicamente seis puntos en diez jornadas y con el equipo en puestos de descenso, una situación insostenible que llevó a la directiva a contratar al escocés.
Moyes ha conseguido en estos casi tres meses que el equipo levantara el vuelo, aunque no del todo. Debutó con empate en Riazor (0-0) y en sus siete primeros partidos encajó una única derrota. Sin embargo, alcanzar la regularidad parece la asignatura pendiente de un conjunto que suma ahora 22 puntos (dos menos que el Celta) y que ha conseguido poner tierra de por medio con la zona peligrosa de la tabla, si bien no tanto como le gustaría -el colchón actual es de cuatro puntos-.
En este tiempo, el técnico ha implantado su método de trabajo, muy diferente al anterior, y también ha encontrado una táctica estable que contrasta con las mil probaturas que llegó a realizar Jagoba Arrasate ante la falta de resultados. Moyes suele plantear un dibujo con cuatro defensas, cuatro centrocampistas, un mediapunta y un único punta. Así ha conseguido hacer fuerte al equipo principalmente en Anoeta, donde ha ganado tres partidos de cinco disputados, incluida la victoria ante el Barça. Las estadísticas como local de Moyes se completan con el empate ante el Athletic y la derrota ante el Rayo.
El secreto de la evolución del equipo ha estado sobre todo en el aspecto defensivo, donde ha ganado solidez consiguiendo así reducir de manera considerable el número de tantos encajados. En los seis partidos como locales de los txuri urdin tras el cese de Arrasate -el primero de los cuales fue de transición, con Asier Santana dirigiendo al conjunto en la victoria frente al Atlético-, solo encajaron tres goles en tres partidos diferentes, con la portería a cero en los otros tres.
La Real previa a la llegada de Moyes se abría demasiado en ataque y eso daba facilidades al rival a la hora de montar contras en las que recibía demasiados goles. El cambio en ese sentido ha quedado patente y, de hecho, de esos tres goles recibidos en Anoeta, uno fue a balón parado. Otro elemento determinante en ese sentido ha sido el cambio de portero, pues Rulli se ha convertido en una garantía para los donostiarras después de seis partidos poniéndose bajo palos.
Prestigio para calmar las aguas
La directiva buscaba con la llegada de Moyes calmar los ánimos entre una afición que había perdido la paciencia. Escogieron a un entrenador con nombre y prestigio cuya capacidad no pudiera ser puesta en duda al venir avalado por su trabajo en otros clubes. Por ahora, ese objetivo se ha conseguido, y también sacar al equipo de la situación límite en la que se llegó a encontrar.
No obstante, nadie se conforma con tener el descenso a cuatro puntos, por eso se exigen ganar al Celta tras el tropiezo perdonable del Bernabéu. Para ello, Moyes tendrá que enfrentarse a un examen importante: la baja de un hombre como Carlos Vela, que deja huérfano al ataque. Su lesión ha generado una inquietud que iría en aumento si el equipo no suma hoy.