El Celta acusó el cansancio, pero se dejó la vida en la batalla y encontró premio
01 may 2015 . Actualizado a las 01:54 h.El Celta sabía que el que el sueño de Europa se prolongara al menos una semana más dependía de que lograra derrotar al Málaga. Dio muestra de tenerlo muy claro durante la primera media hora del partido, en la que fue muy superior al rival y pudo haberse adelantado. Pero el cansancio de afrontar dos partidos en tan corto espacio de tiempo le pasó factura con el transcurso de los minutos. Con el cronómetro en contra, cuando parecía que el tiempo se acababa, la magia de Nolito se hizo gol para dar los tres puntos al Celta, recortar la distancia con los andaluces y, como dijo Berizzo semanas atrás, seguir cumpliendo sueños pequeños para poder pensar en los grandes.
Once
Hubo rotaciones
Berizzo había avanzado tras el partido del domingo frente al Real Madrid que tenía en mente hacer rotaciones y, aunque luego dejó entrever que existía la posibilidad de que apostara por los mismos once que se midieron a los blancos, finalmente sí hubo cambios. Orellana volvió a la banda derecha en vez de Santi Mina para dejar la posición de mediapunta a Pablo Hernández, mientras que Charles salió de inicio como nueve en sustitución de Larrivey. Ninguno de los dos parecieron ser las soluciones que el equipo necesitaba y, de hecho, ambos acabaron siendo relevados. También hubo minutos para Álex López, en su caso por un Krohn-Dehli que tampoco tuvo su mejor noche.
Desarrollo
Dominio sin pegada en la primera parte
El Celta fue el dueño del partido durante la primera parte, especialmente durante los 30 minutos iniciales. Pese a ello, el Málaga se mostró seguro en defensa y muy atento en la presión, cortando las aproximaciones celestes sin demasiados problemas. Los vigueses llegaban sobre todo por las bandas, con un Nolito que volvió a dejar grandes detalles, pero al que se le resistió la portería hasta la recta final del encuentro. También Charles desperdició ocasiones claras de gol, una falta de puntería que impidió al equipo local irse al descanso con una ventaja que había hecho méritos para conseguir. La falta de fortuna en los últimos metros condicionó un partido que el Celta pudo haberse metido en el bolsillo mucho antes.
Cansancio
El esfuerzo del domingo pasó factura
El hecho de jugar dos partidos en tan pocos días hizo mella en los celestes, que, aunque empezaron fuertes, dieron las primeras muestras de cansancio tras la primera media hora. El Málaga fue poco a poco encontrando más espacios y creando peligro, hasta el punto de que su primera llegada fue también la ocasión más clara del primer acto, un balón que Darder envió al palo. Esa primera parte se le hizo larga a los vigueses, que agradecieron el paso por vestuarios.
Rival
Un Málaga que fue de menos a más
A medida que el Celta iba acusando el paso de los minutos, un Málaga cómodo cediendo el balón a los locales empezó a ganar metros. El conjunto de Berizzo comenzó a partirse por momentos al final del primer tiempo e inició el segundo con la misma dinámica. Ahí llegaron los peores minutos de un Celta impotente por momentos que vio cómo el rival desperdiciaba sus primeras ocasiones claras, algunas de ellas desbaratadas por un Sergio seguro bajo palos. Los de Javi Gracia supieron encontrar espacios y aproximarse cada vez más a la meta viguesa, aunque tampoco ellos encontraron la suerte que le venía faltando al Celta en minutos anteriores.
Dato
Un segundo tiempo loco
Si la primera mitad se había decantado con claridad del lado celeste, la segunda empezó con color blanquiazul y acabó convertida en un partido de ida y vuelta con dominio alterno y ocasiones para los dos equipos. Pero ambos evidenciaban una escasa de puntería que parecía apuntar al 0-0 como resultado final. Sin centro del campo en ninguno de los dos equipos, la falta de pegada impidió que los goles subieran al marcador.
Desenlace
La magia del genio de casi siempre
Nolito volvió a ser el factor determinante. Desequilibrante durante todo el partido, dejó grandes detalles como casi siempre, pero el gol parecía que no llegaba. Lo hizo finalmente a dos minutos para cumplirse el tiempo reglamentario y aprovechando un gran pase de Santi Mina. La explosión de júbilo le llevó a celebrarlo con el banderín de córner y a ver su quinta amarilla.