El danés, que el sábado se despide del Celta, es el jugador con más recorrido de Primera
21 may 2015 . Actualizado a las 12:27 h.Los números de Krohn-Dehli no paran de sorprender. A punto de cumplir los 32 años, y pese a ser un jugador de corte creativo, es el que más kilómetros corre en cada partido de toda la Liga: 378,1 kilómetros en lo que va de temporada a una media de 10,7 por cada uno de los 35 encuentros que ha disputado esta campaña. El dato es uno de los grandes avales para irse al Sevilla, con quien se ha comprometido por dos años con opción a un tercero, según ha trascendido a orillas del Nervión.
Krohn-Dehli se marcha en el mejor momento de su carrera. Con la reconversión finalizada, convertido en un jugador determinante y elogiado por todos. Augusto Fernández, su compañero en el doble pivote celeste, el primero: «Michael va a ser una baja sensible porque es un jugador que corre, juega, pide siempre el balón, tiene personalidad y una calidad enorme. Es uno de esos jugadores que siempre se echan de menos».
Pero a su gen creativo y a su facilidad para hacer jugar a todo el equipo, el danés ha añadido su facilidad para moverse por todo el frente de medio campo sumando kilómetros en cada partido. Por eso a falta de la contienda de su despedida, acumula ya 378, una cifra que ninguno de los más trotones de la Liga ha sido capaz de alcanzar. Llama también la atención que un veterano como Xavi Prieto sea el segundo en este apartado estadístico. A continuación, aparecen dos jugadores del Valencia (Javi Fuego y Parejo) con el colchonero Koke de por medio. Otro dato que resalta todavía más al escandinavo y a la propuesta de juego de Berizzo, ya que tanto Valencia como Atlético pasan por ser los equipos más intensos del campeonato.
Por si fuera poco, es el centrocampista de la Liga que más balones ha recuperado (248), por encima del venerado Toni Kroos.
Pero más allá de los números, Michael se marcha de Vigo como un jugador completamente distinto al que llegó hace tres años procedente del Brondby danés. Entonces era extremo, un jugador de banda izquierda con un recorrido muy limitado. De hecho, en aquel primero año no fue determinante.
Fue en el segundo, tras un primer ensayo de Paco Herrera, cuando se hizo oficial un viaje al centro que Luis Enrique pulió y Berizzo finalizó, convirtiendo a Krohn-Dehli en uno de los jugadores de la temporada. Un futbolista que ejercía el dictado de su entrenador en el campo. Un soldado, creativo y disciplinado a partes iguales. También un jugador que ha ido ganando peso en el vestuario pese a su carácter, cada vez menos escandinavo. «Casi era sudamericano», bromeó ayer Augusto, mientras Larrivey aludió al componente personal: «Por encima de todo destacaría de Krohn-Dehli la extraordinaria persona que es. De su fútbol poco puedo decir, lo vamos a echar de menos».
Desde que su nombre comenzó a relacionarse con el Sevilla y el Villarreal, equipos para los que más ha sonado, al tiempo que el Celta aludía al cambio de fiscalidad para explicar la imposibilidad de retenerle, Michael Krohn-Dehli optó por el silencio. Ni una sola comparecencia a lo largo del año 2015. Esta mañana romperá el mutismo para despedirse y explicar los motivos de su adiós. «Es parte del fútbol, se va a ir a otro equipo, aunque se le va a extrañar», recordó Augusto. Las cantidades que va a recibir en el Sánchez Pizjuán están muy por encima de lo que cobraba en Vigo.
El sábado vestirá por última vez de celeste. Haciendo gala de su profesionalidad y recorriendo al menos otros diez kilómetros para despedirse con un triunfo.