El Celta dimite de la carrera por Europa

X.R. Castro

GRADA DE RÍO

Los vigueses firman un pésimo partido en Leganés y prolongan su racha a domicilio.

14 abr 2018 . Actualizado a las 21:16 h.

No hay jornadas propicias cuando el problema está en casa. De poco vale mirar a los demás cuando es el Celta quien parece decidido a dimitir de la carrera por Europa. En Butarque volvió a las andadas. Fue un equipo plano en el centro del campo, superado por la presión de un rival que sí tenía claro el plan de partido, todo lo contrario que los célticos, erráticos y previsibles en la salida de balón, con contadas oportunidades y, lo peor, con muy poca alma para lo que estaba en juego. Al Leganés le bastó con presionar la salida de balón, intensidad para las segundas jugadas y un abundante riego del campo para que la pelota no rodase y los vigueses no pudieran correr.

El Celta volvió a su peor versión, aquella que le ha llevado a encadenar seis salidas seguidas sin ganar con un único empate y cinco derrotas como explicación a que Europa comience a ser una utopía. De poco sirvió el órdago de Unzué con Maxi, ensalzado en la previa y al banquillo por primera vez en toda la temporada.

El navarro apostó por el mismo once que goleó al Sevilla con el único cambio de Cabral por Roncaglia en el centro de la defensa. Y la apuesta ni de lejos funcionó. El Leganés fue un equipo incómodo combinando la presión alta con la media, casi siempre tuvo claro su plan de partido y suyas fueron las mejores ocasiones del primer tiempo, alguna derivadas de las licencias defensivas, especialmente de Cabral.

Guerrero con un tiro cruzado, Siovas con un cabezazo con una buena mano de Sergio y Zaldúa con un remate lejano con respuesta del catoirense pusieron a prueba a un Celta previsible y errático con la salida de balón, desaparecido en el centro del campo y con una única oportunidad. Iago Aspas abrió a la banda el esférico, centró Pione Sisto y el moañés cabeceó libre de marca obligado a Cuéllar a realizar una buena estirada. El árbitro privó a los célticos de otra clara ocasión al señalar un fuera de juego inexistente a Brais cuando encaraba al portero rival.

La entrada de Maxi Gómez devolvió el orden habitual al Celta, pero no corrigió el rumbo del partido, que anunciaba el gol del Leganés casi por megafonía. Porque los pepineros ganaban con comodidad los duelos en la banda, monopolizaban el balón y disfrutan de un carrusel de oportunidades en el balón parado. Sergio detuvo las dos primeras embestidas, una de ellas en una falta botada por Bustinza, pero nada pudo hacer en el gol pepinero. El Zhar le ganó uno de tantos duelos a Jonny tras la enésima pérdida de balón y el centro fue rematado por Guerrero con un tiro cruzado.

La bofetada de realidad tampoco espabiló al Celta. Unzué agotó sus cambios pero todo siguió igual de mal. Durante todo el trecho final los vigueses solo disfrutaron de dos ocasiones claras. En la primera, Wass no acertó con todo a favor, tras una peinada de Aspas, y estrelló el balón en el cuerpo de Cuéllar. En la segunda, ya con el tiempo cumplido, un cabezazo de Maxi tras uno de los contados córneres del cuadro vigués no cogió portería.

Merecimientos escasos para un equipo que está a punto de quedarse en tierra de nadie. Y el martes llega el Barça.