El navarro pone fin a su gris etapa de 353 días en el Celta midiéndose el Levante en una cita irrelevante
19 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Por segunda vez Juan Carlos Unzué se despide del Celta. La primera ocasión lo hizo en Valencia como segundo entrenador en el staff de Luis Enrique. Este mediodía lo hará en Balaídos y después de vivir su segunda experiencia como primer técnico. Igual que en Soria, firma un año sin sobresaltos. Sin emociones y sin grandes problemas.
Unzué aterrizó en el Celta como primer técnico 353 días atrás. Fue presentado el 31 de mayo como entrenador por dos temporadas y su primer discurso resultó de lo más ambicioso: «Aspiramos a todo». Pero la idea no cuajó. La liga nació torcida, parecía enderezarse con la racha de enero pero el proyecto descarriló con la llegada de la primavera. La nefasta segunda vuelta a domicilio resultó letal.
Entonces comenzaron a verse las costuras del contrato del navarro con el Celta. El conjunto céltico sigue insistiendo en que firmó por dos años pero con vías de escape, y una de ellas era no alcanzar el ecuador de la tabla, algo que ya es imposible incluso matemáticamente. El techo, si el equipo es capaz de reencontrarse con el triunfo en la despedida después de seis jornadas, es el undécimo puesto. Una discreta posición que no guarda relación con su caudal goleador: 55 goles, 35 de ellos obra de la dupla Aspas-Maxi.
La segunda despedida de Unzué resulta un punto más dura. En el 2014 lo hacía para ser el lugarteniente de Luis Enrique en un Barcelona que acabaría ganando el triplete. En esta ocasión su futuro tiene más incógnitas. La primera, saber si continuará con su carrera en solitario o reconsidera la opción de volver al lado de Luis Enrique, que se llevará al cuerpo técnico que tenía prestado en Vigo (Robert Moreno, Rafel Pol y Joaquín Valdés). Y en caso de seguir en solitario, saber si encuentra un destino apetecible.
Antes de comenzar a deshojar la margarita, tiene un último reto en Vigo: conseguir la decimotercera victoria de la temporada y dejar al Celta como uno de los dos invictos como locales en el 2018 (conjuntamente con el Barça). Para ello tiene que superar a un Levante que amenaza con superar a los celestes en la tabla después de una remontada espectacular de la mano de Paco López.
Para intentar, Unzué contará con Iago Aspas de inicio e incluso podría tirar de Pione Sisto para unos minutos. En un día en donde no solo se despedirá el navarro. Más de un futbolista celeste también dirá adiós.
«Tal mal no lo habremos hecho cuando hay ocho jugadores que están en boca de equipos de alto nivel»
Aunque Unzué pospuso hasta la sobremesa de hoy, después del partido que cierra el curso ante el Levante, su análisis de la temporada, el entrenador defendió su trabajo en el Celta en la última comparecencia previa. «Tan mal no lo habremos hecho cuando hay seis u ocho jugadores en boca de muchos de los equipos de alto nivel, esa es también mi reflexión», comentó.
En la balanza habla del crecimiento de Hugo Mallo, Jonny o Sergi, la mejora de sus ya grandes números del año pasado de Pione Sisto y Iago Aspas y también «sacar a Brais de la cantera porque se lo ha ganado» y el nivel al que han jugado «dos jóvenes de 21 años que venían de jugar en Uruguay y Dinamarca como Maxi Gómez y Stanislav Lobotka».
El navarro volvió a incidir en el calificativo de decepción para enjuiciar la temporada. «En ningún caso hablaría de fracaso, decepción, sin duda. En el fondo soy muy egoísta, y llevo muchos años en esto, y creo que podré mirar la cara a cualquier persona. Me podrán decir que soy mejor o peor entrenador, pero no me podrán achacar otras cosas».
Reconoció el entrenador que no consiguió ganarse al celtismo, algo que solo podía llegar a través de los resultados: «Yo a la gente no le puedo pedir nada, y menos en esta situación. Yo lo que tengo que tratar es de darle los resultados que a ellos les hagan felices. Haciendo una reflexión de la temporada para mí septiembre y octubre fueron meses en donde el equipo ha jugado posiblemente sus mejores partidos pero hubo tres o cuatro que fuimos ganando y no los acabamos ganando, y eso al final ralentizó mucho los tiempos, te crea ciertas dudas, comenzando por los jugadores y también a ti y a la gente también. No conseguimos que esos resultados enganchasen».
Admitió que el papel de primer entrenador desgasta mucho más que el de segundo, aunque sea en el Barça. Aun así, comentó que «el cambio es inmenso estés en donde estés. Si eres primero tienes la responsabilidad máxima», aunque en ningún momento se arrepiente de asumir la papel de primer entrenador: «Me enganchó mi pasión por esto, no voy a negar un punto narcisista de decir ‘aquí estoy yo y soy capaz de dirigir a un club como el Celta’, y por la posibilidad de poder trasladar a los jugadores lo que he aprendido durante todos estos años como jugador y como técnico».