«Soy catalán, pero se me inyectó el veneno del Celta y eso es la gloria»

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

CEDIDA

Adrià Laborda, de la Peña Blau Cel, es uno de los aficionados que estarán hoy en Cornellà apoyando al Celta

24 abr 2019 . Actualizado a las 11:14 h.

Adrià Laborda es uno de esos «bichos raros» capaces de pedir en un bar en Barcelona hablando en catalán si le pueden poner el Celta en la televisión. Porque este celtista de 21 años nacido y residente en Barcelona no tiene otro equipo que no sea el vigués y por eso hoy estará en Cornellá como parte de la afición visitante junto a más integrantes de la peña a la que pertenece, Blau Cel. «Se me inyectó el veneno del Celta y eso es la gloria», sentencia.

El celtismo a Adrià le viene de familia. A su padre le atrajo el equipo celeste precisamente por el color que le caracteriza, y poco a poco su hijo se fue contagiando. «A mí me pilló la etapa del sextete del Barça, la época gloriosa de Messi, Iniesta, Xabi, Busquets… Y por la corriente mayoritaria de los compañeros de clase sí que me tiraba el Barça», admite. Pero eso ahora queda muy lejos.

Cuenta que aunque su padre siempre le había transmitido esa simpatía por los célticos, fue en su primer viaje a Vigo cuando algo «hizo click» en él para volverse un auténtico apasionado de estos colores. Y eso que la cosa no empezó bien. «Íbamos para un Celta-Girona que se aplazó por una huelga. Llegamos allí, con el hotel y todo, y nos quedamos sin verlo», recuerda. Sin embargo, aunque sin partido, aquel viaje tuvo cosas positivas que le marcaron.

«Fuimos a la tienda a comprar una bufanda y al contarle nuestra historia a la dependienta nos abrió el campo», recuerda. Pudieron recorrer las instalaciones, pero lo mejor estaba por llegar: una hora más tarde entrenaba el equipo y a instancias del entonces entrenador, Paco Herrera, Adri y su padre pudieron asistir. «Él nació en Barcelona y siempre le había tenido mucho cariño a Blau Cel y nos dijo que pasáramos. Allí estaba yo, haciendo de recogepelotas con futbolistas a los que veía en la tele», cuenta satisfecho. Y ahí ya no hubo vuelta atrás en su afición por el Celta. «Desde entonces soy un ultra fan», proclama este aficionado que estuvo en la semifinal de Europa League de Manchester pero que tampoco perdía detalle del equipo de «Saulo, Arthuro, Papadopoulos y demás plantillas lamentables».

Laborda cuenta divertido que cuando con su acento catalán o en esa lengua proclama su celtismo más de uno cree que les está «vacilando». «Me cabrea que me pregunten si soy del Barça o del Madrid, solo soy del Celta», asegura. Si acaso prefiere que ganen los culés precisamente cuando el rival que está enfrente es el equipo hoy dirigido por Zidane, pero sin más.

Respecto al duelo de hoy, Adri lo ve como «una final más» para el Celta. Aunque él es optimista y considera que los vigueses tienen mejor calendario que la mayoría del resto de conjuntos que pugnan por la salvación. Además, desde la distancia valora la comunión que se ha generado con el celtismo. «El Celta cuenta con una afición entregada que va a ser un plus». Y aunque él no ha podido participar de esos recibimientos en Balaídos, hoy se dejará la garganta como el que más en Cornellá.