Una afición «sobrenatural»

la voz VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

El celtismo, premiado como mejor hinchada, ha sido la clave para que el Celta siga vivo en la lucha por salvarse

03 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando en el descanso del Celta-Villarreal el equipo vigués perdía y parecía prácticamente muerto, «la afición fue la que ganó ese partido, porque si te dan la espalda en ese momento, no lo sacas y hoy estarías descendido», defiende Patxi Salinas. Una afición que ayer fue premiada como la mejor de la Liga esta temporada y cuyo apoyo incondicional al equipo en esta recta final de liga ha llamado la atención de muchos, pero no de todos. «El celtismo puede sorprender a quienes no lo conocen. Quienes hemos estado allí y lo hemos sentido siempre al lado hace mucho que sabemos que es una de las mejores aficiones», añade Patxi.

Lo que nadie parece dudar es que la gran respuesta de la hinchada celeste en los últimos partidos y los buenos resultados en casa -sin olvidar la influencia del regreso de Iago Aspas- van de la mano. «Sentir a calor de 20.000 persoas, desde xente maior a nenos, xa desde antes do partido, axuda moito, pon a pel de galiña. É algo que os xogadores teñen que sentir e que seguro que foi importante para eles», destaca el presidente de la peña más multitudinaria del celtismo y que se moviliza cada vez que los vigueses juegan en Balaídos, Carcamáns, Bele Dios.

El entrenador nacional, máster en psicología deportiva y coach deportivo Julio Álvarez-Buylla también ve un vínculo estrecho entre los resultados y la comunión que se ha generado entre futbolistas y aficionados. «Es evidente que es una parte muy importante. Ver a la gente animándote, sobre todo en momentos en los que hay dudas, es fundamental», recalca. Entiende que los celtistas se han encargado de «reforzar al equipo cuando las cosas no estaban saliendo bien, el nivel de autoconfianza de los futbolistas era bajo y podía haber presión y ansiedad por ganar», expone.

«Te dan la fuerza que no tienes»

Salinas, que ahora forma parte de esa afición que arropa al equipo, recuerda al mismo tiempo cómo lo vivía cuando vestía de corto en Balaídos. «Al verte abajo estás a la expectativa de cómo te van a recibir. Es tu trabajo, tu deber, y cuando ves que todo Vigo se moviliza, van a una y suman fuerzas, piensas: ‘No puedo decepcionar a tanta gente’». A él esa hinchada a la que adora se lo hizo sentir muchas veces, pero hay una que recuerda especialmente: «Cuando nos jugábamos el descenso con el Real Madrid -en 1997- recuerdo la carne de gallina con el apoyo, sacar fuerzas de donde no las tienes porque lo que no te da tu cuerpo te lo da el plus de la afición», describe.

Esa idea a la que alude Salinas de «no poder fallar» podría volverse en contra desde el punto de vista psicológico, desgrana Buylla: «Puede llevar a una presión añadida, a la ansiedad y el estrés competitivo por no querer cometer errores», explica recordando que un nivel de activación excesivamente alto tampoco resulta positivo. No obstante, recuerda que «ante eso los jugadores saben cómo afrontar la situación» porque también existe «un trabajo psicológico» encaminado a que sea así y llegar de la mejor manera posible a la competición.

A día de hoy, cuando Patxi acude a uno de esos recibimientos se le pone la piel de gallina y lamenta no poder volver a los terrenos de juego para defender el escudo del Celta: «Cuando llegas y ves eso, dices: 'Por qué no podré jugar, si pudiera sería la hostia'. Quieres ayudar al equipo con lo que sea, de la manera que sea».

Aplazar las críticas

Los tres coinciden en que la mala temporada tiene responsables y en que uno de los grandes aciertos de esta afición ha sido aplazar el momento de buscarlos y remar en la misma dirección. «Cando as cousas van mal, o celtismo sempre aparece. É un orgullo que por moitos problemas que haxa no clube e moitas cousas que fallaran, xa falaremos diso ao final e agora estámonos portando de dez», afirma Bele, que sostiene que aunque el celtismo esté lejos de otros equipos como Madrid o Barcelona «en volume», no le va la zaga en lo que a fidelidad se refiere. «Estamos a tope e non me sorprende. Son 18 anos presidindo esta peña, en Segunda e en Champions e sempre foi así. Hai que seguir volcándose a tope e quero pensar que haberá un final feliz», anhela.

Salinas alaba la capacidad de la hinchada para «apartar las críticas y la búsqueda de culpables, que los hay, entendiendo que no era el momento de eso, sino de juntarse y apoyar». A juicio del exjugador del Celta, «la afición se puso del lado del equipo de una manera sobrenatural y tuvo un papel vital», insistiendo en la idea de que de no ser por el celtismo, el descenso sería un hecho consumado a día de hoy.

Imparables con la afición

Sergio Álvarez comentaba esta semana a La Voz que solo de recordar los recibimientos se le pone «a pel de galiña». «É incrible, axuda a meterte e pensar que non estamos sós, que todas esas persoas están con nós e van marcar o primeiro gol e ser os primeiros defensas», explica. Y eso les hace dar «aínda máis» sobre el terreno de juego.

También Brais Méndez ponía énfasis esta semana en que el celtismo es «un plus» que les da «más energía» y que les ha convertido en imparables en los últimos partidos disputados en Balaídos. Boufal se sumaba ayer: «Con la afición al lado podemos hacer muchas más cosas».