El Celta ha perdido a tres cadetes y un infantil en este mes de junio con el cambio de residencia
22 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.La ley de la jungla en el fútbol base, con un simple cambio de residencia justificando un fichaje, afecta a la base del Celta, que en este mes de junio ha perdido a tres prometedores cadetes y a un infantil. Esta situación sucede hasta cadetes, ya que en juveniles los contratos actúan como dique. Mientras tanto, en el caso del Celta, las charlas con los padres son el único antídoto. Haciéndoles ver que desplazar a un niño a cientos de kilómetros por el fútbol no es lo mejor a estas alturas y que en pocos sitios como en Vigo se apuesta por la cantera para el primer equipo.
¿Quiénes se van?
Al menos, y confirmados, cuatro jugadores. Erik Bugarín, un delantero del División de Honor cadete que firmó el curso pasado 15 goles en 22 partidos cambia el Celta por el Wolverhampton. Había llegado a A Madroa en edad infantil procedente del Areosa. Del mismo equipo y también rumbo a Inglaterra cambia de aires Yago de Santiago, un centrocampista que también llegó al Celta desde el Areosa. El central Damián Canedo, que llegó a Vigo desde el Xuventude Oroso (uno de los equipos convenidos), se marcha al Barcelona, mientras el Atlético de Madrid es el punto de destino del lateral izquierdo Alejandro Cid, el más joven de todos (nació en el año 2005).
¿En qué equipos estaban?
Tres estaban adscritos al equipo de División de Honor cadete y Cid al infantil A. Son estas edades el último eslabón para el manido cambio de residencia, ya que a partir de edad juvenil la salida de los clubes por la puerta de atrás se hace más complicada. «En cadetes es el último año en donde se puede robar el talento porque después ya existe la posibilidad de hacer un contrato», comentó el nuevo director de cantera del Celta, Eduardo Covelo, sobre la salida de estos jugadores. Covelo tildó de «ley de la jungla» la situación que se da con el fútbol base para captar a los mejores talentos.
¿La situación es nueva?
No, viene de tiempo atrás. En los tiempos de Toni Otero como director de cantera Mouriño ya había anunciado que los representantes tenían prohibida la entrada al recinto de A Madroa. Ahora, con el crecimiento de la base, cada vez con más internacionales, la situación se agiganta: «En todas las categorías inferiores menos en la sub-20 tenemos seleccionados», precisó Mouriño.
¿En dónde radica el problema y cómo se ataja?
El problema arranca en una falta de legislación definida que proteja a los clubes en sus equipos de formación. Un simple cambio de residencia permite a un futbolista marcharse a otro equipo, muchas veces influenciados por los cantos de sirena o por el caché del club que le ficha. La solución, en gran medida, está en la toma de decisiones de los progenitores. Al respecto, el Celta organiza charlas para «para sensibilizar a los padres que no es lo más adecuado llevarse a un niño a muchos kilómetros de su casa solo por el deporte y que aquí puede estar su sitio idóneo para poder mejorar en el mundo del fútbol. Buscamos que los padres y las familias sean conscientes pero a veces hay otros intereses que se nos escapan y con los que no podemos pelear», dijo sin hacer referencia al apartado económico, un aspecto en el que profundizó el propio Mouriño en su día: «Alguien se quiere aprovechar de nuestra labor con ofertas y promesas a los padres, pero muchos de los que se fueron hoy quisieran regresar».
¿Qué persiguen los jugadores?
A tenor de los comentarios en sus redes sociales, crecer en el mundo del fútbol. «He decidido dejar mi casa para correr detrás de un sueño», comentó en Instagram Yago de Santiago, un mensaje que puede reflejar el deseo de los futbolistas. En todas las despedidas de los ya excélticos, y quizás como mimetismo a las del primer equipo, aparece reflejaba la palabra sueño. «Sé que no va a ser fácil y salida del país, pero sé que poco a poco se va a alcanzar ese sueño que siempre llevo buscando».