El Celta mantiene la calma en el banquillo tras las experiencia del curso pasado
28 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Fran Escribá tendrá otra oportunidad, salvo un cambio radical del escenario actual, el miércoles ante el Betis en un duelo directo entre las dos principales decepciones de la liga. El valenciano sigue teniendo el apoyo del club y del vestuario, pero la derrota ante la Real Sociedad le deja todavía en una situación más delicada. No obstante, con tan poco tiempo por delante, cualquier movimiento estaría marcado por la etiqueta del riesgo.
Porque su Celta lleva nueve puntos de 30 después de 10 partidos de liga, ya perdió tres encuentros como local (de seis disputados en Balaídos) y de nuevo se quedó sin marcar. Ya son dos los partidos seguidos en blanco pese a todo el potencial que tiene en ataque. Muy cerca ya del primer tercio de competición el ratio es de 0,5 goles por partido. Algo impensable en la historia reciente celeste.
En la decisión de que el valenciano vaya a tener una vida más en el banquillo del Celta puede tener mucho que ver la historia reciente de los entrenadores celestes. El curso pasado la dirección deportiva viguesa no dio con la tecla en sus dos primeras elecciones (Mohamed y Cardoso) y solo el propio Escribá con la inestimable ayuda de Iago Aspas consiguió una salvación que por momentos parecía imposible.
En la silla caliente en la que se ha convertido el banquillo del Celta hay dos excepciones que se pueden aplicar al momento actual. La primera lo protagonizó Luis Enrique en la temporada 13/14 cuando permaneció en el cargo aunque el equipo se pasó toda la primera vuelta en la zona complicada. Con el asturiano a estas alturas el equipo también tenía nueve puntos y uno sobre el descenso que curiosamente marcaba el Betis. En aquel entonces, ni de lejos, la plantilla del Celta tenía el potencial actual.
La segunda muesca de paciencia la tuvo la cúpula celeste con Berizzo al año siguiente cuando le aguantó en el cargo pese a estar diez jornadas sin ganar, aunque fue después de encadenar un inicio de liga espectacular que le permitió aguantar esa horrible racha fuera del descenso.
Ahora todo se ciñe al partido del Betis y como mucho al del próximo domingo ante el Getafe. La idea de juego de Escribá no termina de cuajar en esta plantilla y el Celta necesita ya resultados. Si el miércoles regresa de Heliópolis en la zona de descenso y la sexta derrota de la temporada en once jornadas todo puede pasar. La confianza tiene un límite.