Lo inservible del VAR cuando se reincide en el error humano

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

CATI CLADERA

La decisión de  De Burgos Bengoetxea va más allá de un Mallorca-Celta y deja tocado el sistema de un modo severo

01 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta ya recelaba, con motivos, de la designación de De Burgos Bengoetxea para la contienda. En el partido de la primera vuelta ante los mismos protagonistas había escamoteado dos penaltis a los celestes (uno muy claro de Raillo sobre Brais Méndez) y pitado una dudoso a favor de los baleares, que acabaron empatando aquel partido a dos goles.

Ayer, puso en duda todo el sistema de vídeo arbitraje, que ya estaba tocado por convertir en penalti cualquier cosa, pero nunca un piscinazo de semejante magnitud. Con el partido comenzando y en una jugada dominada por completo por la zaga céltica, el betanceiro Dani Rodríguez se fue al suelo por inercia propia (o piscinazo). Sin que nadie le tocase y con Santi Mina como celeste más próximo.

La secuencia

El colegiado pitó penalti y la revisión del VAR, que duró cinco minutos, fue dando paso a sucesivas repeticiones en la televisión en donde resultaba imposible encontrar el más mínimo contacto entre los dos jugadores. Pasado ese tiempo el colegiado se fue al monitor para revisar en persona la propia jugada, y la verdad es que se tomó su tiempo, y un par de minutos después volvió a ratificarse a sí mismo, sin posibilidad de rectificación.

La decisión va más allá de un Mallorca-Celta y deja tocado el sistema de un modo severo. Hay jugadas más o menos interpretables, pero la de ayer en Son Moix no ofrecía ninguna duda. No porque la máquina tenga grietas, sino porque la decisión del ser humano sigue por encima de cualquier sistema. La decisión final fue del árbitro.

El conjunto vigués se quejó de la actuación del mismo colegiado en la primera vuelta publicando varios tuits en la red social. Ahora, a falta de cinco jornadas y con tantas cosas en juego está por ver si el grado de indignación es el mismo. O superior.