Murillo para empujar el martillo

x.r.c. VIGO

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

El central colombiano superó las dos pruebas PCR y apunta al once de un Celta que Óscar García quiere convertir en un martillo pilón como local

19 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace una semana, Jeison Murillo parecía estar a años luz del Celta y esta noche puede estar vestido de celeste sobre el campo para el segundo partido de la temporada. Porque el conjunto vigués cerró el acuerdo el miércoles, el colombiano pasó las dos pruebas PCR a la carrera y en la mañana de ayer ya entrenó con sus compañeros mientras el club lo inscribía en la liga. Todo en orden para medirse a un Valencia que parecía su destino a principios de semana.

Murillo será uno de los encargados de empujar el martillo pilón que reclama Óscar García para el Celta en Balaídos. La metáfora del catalán reivindica músculo como local para un equipo que ganó por última vez en casa el pasado 21 de junio ante el Alavés para luego entrar en una fase de tres empates y finalizar con la dolorosa derrota ante el Levante. Un mal bagaje para un equipo que sueña con un año tranquilo después de dos cursos en el precipicio. Para conseguirlo, necesita convertirse en una escuadra poderosa como local, máxime si se repase el bagaje de las dos últimas temporadas a domicilio.

El colombiano vuelve por aclamación. Deseado por el celtismo y como petición expresa de su entrenador para que lidere un sistema defensivo que hoy puede ser idéntico al cuarteto tipo del curso pasado con Araujo como compañero en el centro de la tabla y con Hugo Mallo y Olaza en las bandas. Aidoo sería el sacrificado con respecto al primer partido.

Con el colombiano el equipo gana en intensidad y en contundencia defensiva, además de velocidad. Curiosamente el primer examen del retornado al conjunto vigués será un ex como Maxi Gómez, convertido ahora en un jugador importante para un Valencia con pocas caras nuevas pero que llega a Vigo defendiendo el liderato y con el joven Yunus, en el extremo derecho, como gran amenaza.

Jeison Murillo puede no ser la única novedad en el once celeste. Denis Suárez parece recuperado por completo y pugna por un puesto en la medular con Brais Méndez, que en Ipurua firmó un partido pletórico de esfuerzo.

Porque al margen de la formación y el dibujo (en teoría un 4-2-3-1), el Celta que Óscar García quiere convertir en un martillo pilón en Balaídos debe hacer gala de su presión alta tras pérdida y de su fútbol vertical cara a la portería rival siempre que haya oportunidad, un escenario en donde Emre Mor y Iago Aspas pueden tener mucho que decir ante un rival con mucho talento pero también con carencias, especialmente en su zona defensiva porque a los problemas de plantilla los ché incorporaron esta semana la lesión de Mangala. Diakhaby y Gabriel Paulista parecen los jugadores llamados a vigilar al moañés y en cerrarle el paso al resto.