«Somos una familia de cuatro abonados y esto no hay palabras para describirlo»

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

El descontento en la afición del Celta por la campaña de abonados es generalizado

16 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Un socio del Celta con 27 años de antigüedad (@naninrock8 en Twitter) que no va a renovar dice que llevaba tiempo planteándoselo «por la deriva deportiva y las prioridades económicas y políticas», pero su celtismo y su antigüedad hacían que no diera el paso. «Últimamente iba por mi hijo, porque el Celta crea un vínculo muy bonito y el ritual de ir al estadio es algo difícil de describir. Desde que vamos juntos no paramos de llevarnos decepciones», lamenta.

Bajo su prisma, ahora «del Celta ahora mismo queda el color de la camiseta y poco más. Es una empresa, no equipo de fútbol. No entienden de sentimientos y da la sensación de que los aficionados son un estorbo». La exigencia de los 50 euros le parece «una afrenta al socio, un dinero que no necesitan». «Perderé mi antigüedad y mi asiento, pero no voy a ser cómplice de que especulen con el Celta».

Otro abonado que prefiere no dar su nombre explica que su padre, socio desde 1968, va a renovar -lo mismo que él-, pero con un gran disgusto generado por la campaña. «Es accionista, estuvo ahí para pagar lo que podía cuando el Celta lo necesitó y se arranca un brazo antes que perder su carné y el club se lo paga así. Me suele sobre todo por él», recalca.

El padre de una familia de cuatro abonados que también opta por mantenerse en el anonimato relata que viven con 550 euros de su pensión y la ayuda de otro familiar cercano. «Siempre fuimos socios, hasta en las duras guardábamos el dinero de la paga de verano para los abonos. Aunque luego siempre te quedabas algo dolido cuando el club regalaba entradas a terceros y tú decías: ‘Para qué pagar el abono si nunca tienen un detalle con los socios?’».

Pese a todo, en la siguiente renovación mantenían su fidelidad por su «sentimiento celtista y ganas de volver a Balaídos». «Aún lo hablamos el otro día mi mujer y yo, lo qué más echábamos en falta en esta pandemia era no tener nuestro domingo de partido, las ganas de ver a los chicos», dice. Le duele que presuman de no tener deudas y recuerda que «las cosas están muy difíciles para mucha gente y esto es… No hay palabras».