Carlos Gonzales, el hombre que guía los pasos del mediocentro desde los 13 años, destaca que el peruano asumió todos los sacrificios para llegar a LaLiga
08 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Renato Tapia, el gran fichaje del Celta esta temporada y que firmó un partido casi perfecto en San Mamés el pasado viernes, tenía centrado su objetivo desde pequeño. Jugar en Europa y hacerlo en el fútbol español. De hecho, el mediocentro nunca jugó como profesional en su país, sino que desde los 13 años porfió por asentarse en el fútbol del viejo continente. Probó en Inglaterra y acabó en Holanda, en donde estuvo siete años antes de fichar por el Celta. Y para dar el salto desde la Eredivisie a LaLiga entrenó durante el verano con un entrenador personal y llegó a Vigo antes que sus compañeros para ultimar la puesta a punto. Hoy es feliz en el Celta.
Desde su llegada, el futbolista peruano se ha convertido en un indiscutible en el once y siempre ha sido uno de los jugadores mejor valorados, pero ante el Athletic firmó de largo su mejor partido con unos números encomiables. Ganando siete duelos, con dos intercepciones, dos despejes, un bloqueo y un acierto del 78,9 % en sus 52 pases. A la altura de sus mejores actuaciones de todos los tiempos, especialmente con la selección peruana con la que ha dado su mejor versión de la mano de Ricardo Gareca, el entrenador que le llenó las alforjas de la confianza en un momento complicado. Cuando no contaba para el técnico del Feyenoord pero siguió siendo un asiduo en el combinado de su país.
«Ya lo hemos visto y disfrutado en ese nivel, pero ahora ya lo tiene de manera constante», comenta Carlos Gonzales, su agente y hombre de máxima confianza y que le guía desde los 13 años. En el Celta consiguió de continuidad que le faltaba en los últimos tiempos en Holanda.
Tapia está contento en Vigo. «Desde niño tenía el objetivo de poder jugar en la liga española y ahora está jugando, retomando un buen momento con el equipo y se está sintiendo importante en el equipo», desvela Gonzales. La buena acogida que tuvo y la adaptación de su familia a la ciudad han sido otros puntos básicos para que su rendimiento sea casi inmediato. «Creo que está en su mejor momento deportivo».
Esta satisfacción por llegar a un equipo como el vigués no se quebró ni en los peores días, porque desde el principio en Perú los Chemo del Solar, Juan Jayo o Ricardo Gareca tenían claro que el Celta era el sitio perfecto para crecer. «Todo el mundo opinaba que iba a ser idea el pase a un club como el Celta por el estilo de juego. Todos creían, y el tiempo lo ha confirmado, que Renato iba a calzar perfectamente en el estilo de juego. Y no fallaron en su lectura».
Sus actuaciones en el Celta no pasan desapercibidas en Perú. En estos momentos es el único jugador de la selección que está jugando en una de las principales ligas de Europa y con un rol de titular. La capitanía de la selección debe ser el siguiente paso.
Renato está cumpliendo en Balaídos el sueño que comenzó en el Esther Grande de Bentín, el mejor club de formación de Perú. Desde allí salió a Inglaterra para probar un mes en el Liverpool, no se quedó y un tiempo después apareció la invitación del Twente. «Ahí decidimos hacer un proyecto de largo plazo», recuerda su agente. Una idea que consistía en viajar tres veces al año a Europa para entrenar hasta que a los 17 años el futbolista decidió quedarse para, un año después, firmar su primer contrato profesional. «Era una situación difícil, pero Renato siempre fue diferente a un jugador normal de esa edad. Su padre y él tenían claros los sacrificios que tenía que hacer para poder convertirse en un jugador internacional».
De hecho, nunca se planteó debutar en Perú como profesional. En su país lo hizo en la etapa de formación y siempre en equipos que no le correspondían por su edad. Casi siempre en su puesto actual de mediocentro, pero en juveniles también lo había hecho de central y hasta de delantero. En el Twente quedó cosido al centro del campo.
Tapia, que habla tres idiomas, uno de ellos el neerlandés, clave para obtener el pasaporte comunitario, es de maduración temprana y quienes le conocen destacan por encima de todo la seriedad con la que se desempeña en todos los órdenes de la vida.
Profesional desde niño, el peruano tenía claro que su desembarco en la liga tenía que ser inmaculado. «No quería empezar de cero, sino llegar con un trabajo previo», comenta Gonzales. Por eso contrató en Holanda a un entrenador personal e hizo una minipretemporada en donde hizo trabajo físico y con balón, combinando resistencia y velocidad, una puesta a punto que completó en Vigo incorporándose unos días antes del inicio del trabajo estival del cuadro vigués.
Muchos de los que han llegado a Vigo en los últimos años vieron en el Celta un trampolín para seguir creciendo, pero Tapia no se plantea ese escenario. «Está a gusto y supercontento con el Celta y cree que puede conseguir objetivos importantes con el club y luego ya se verá». Por ahora la celeste ocupa todo su tiempo.