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Verónica Giráldez, preparadora física y máster en nutrición, reflexiona sobre la comidas y los hábitos para jugar en horas intempestivas
02 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.«No me gusta el horario en lo personal, trastoca todo. A las diez y media-once los jugadores tienen que estar comiendo fideos», espetó Eduardo Coudet después del partido del Valladolid al ser preguntado por la hora del encuentro. Porque un duelo a las dos de la tarde significa un cambio de hábitos y, como primera medida, el argentino ha programado para esta semana tres entrenamientos a la hora de la contienda ante el Huesca.
¿Pero realmente un horario así puede influir tanto? La primera premisa, desde el punto de vista de Verónica Giráldez, preparadora física y nutricionista, es crear un hábito previo. «Es clave probar las cosas que tengas que hacer el día de partido con anterioridad. Me parece importante que esta semana vayan a entrenar a las dos de la tarde para que los jugadores se habitúen», comenta sobre al horario de partido.
La misma pócima debe regir para la alimentación, que el cuerpo esté acostumbrado cuando llegue el día señalado. «La ingesta que hagas, que no sea por primera vez el día de la competición, sino que por la semana lo hayas probado, sobre todo para ver el nivel gastrointestinal, que el futbolista no tenga ninguna dificultad con la fibra o para digerir cierto alimentos».
Verónica Giráldez recomienda como paso previo el día anterior al partido «una buena ingesta de hidratos de carbono para asegurarnos que el futbolista está capacitado para la exigencia del partido, también una buena hidratación, y por la mañana un buen aporte proteínico y de hidratos de carbono», porque desde su punto de vista, «nadie está acostumbrado a tomarse un plato de espaguetis a las diez de la mañana a no ser que lo hayan hecho previamente». En el mismo sentido, precisa que el cuerpo no sabe si es que le están dando el desayuno o el almuerzo, decantándose por las preferencias de los profesionales.
«Al jugar a las dos de la tarde, deberían adaptarse a las preferencias de los jugadores. Sería más bien hacer una ingesta entre dos o tres horas antes y que el menú del día fuese en consecuencia de esto», precisa. Y comenta que si le da por desayunar o comer, dependiendo de la capacidad metabólica que tenga el jugador, va en función de eso. «El cuerpo no sabe si le estás metiendo comida o desayuno, lo que importan son los macros que tenga 75 % de hidratos de carbono, 15 % de grasas y 10 % de proteína», añade.
Eso sí, en absoluto es partidaria de saltarse una comida antes de afrontar una práctica deportiva de alto rendimiento: «En competición no suelo animar a la gente que haga ayunos o no desayune. El fútbol es una actividad intermitente, hay que hacer acciones que a nivel metabólico desgastan mucho, y yo no aconsejaría nunca no hacer el desayuno o ir sin comer nada, sería contraproducente». Pautas para que el intempestivo horario no pasen factura y el Celta recupere todas sus constantes vitales.