Los vigueses superaron con claridad al Betis durante 50 minutos, pero en la recta final desaparecieron del campo y el rival remontó por la vía rápida un 2-0 para acabar 2-3

X. R.CASTRO

Al Celta le fallaron los últimos 40 minutos de liga para poner el broche soñado a la temporada, además en el día en el que volvieron a Balaídos un puñado de aficionados. Los vigueses llegaron a dominar el partido por 2-0 en el inicio de la segunda mitad con un gol de Iago Aspas de penalti y otro de Brais, pero un ingenuo penalti de Nolito sobre Emerson transformado por Borja Iglesias cambió el signo del partido y en el margen de 22 minutos el Betis le dio la vuelta al marcador y se llevó un triunfo que le clasifica para la Europa League. Los célticos, pese a la derrota, cierran el año con una excelente nota en la octava posición. El primero de los mortales, pero sin recompensa adicional.

El Celta no se dejó nada en la despedida. No quiso ser invitado en su propia fiesta, sino que intentó poner la guinda a un año de notable. Quizás salió menos enchufado que el Betis, que se jugaba una plaza de Europa League, pero enseguida se activó con sus armas preferidas: la presión alta y la verticalidad con el balón, máxime si el rival permite ese tipo de juego como era el caso de lo verdiblancos.

Aarón Martín, que firmó un buen final de temporada, dio el primer aviso con un eslalon que acabó con un remate alto, Aspas hizo un control delicioso a la espalda de la defensa pero su disparo fue neutralizado por Claudio Bravo. Al tercer intento, el conjunto de Coudet se adelantó en el marcador con un gol de penalti de Iago Aspas, que tuvo que ajustar el tiro porque el meta chileno le adivinó el lado. La falta, una ingenuidad de Marc Bartra por un leve contacto sobre Santi Mina.

Con el 1-0, el Celta ni replegó ni cejó en su ambición. Al contrario, se animó con un juego veloz y al primer toque e incluso mandó algún aviso más. Con el paso de los minutos, el Betis reaccionó y se fue al receso después de avisar con una pícara falta a la que llegó Iván Villar.

Pellegrini intervino en el partido con un par de cambios en el descanso, pero el Celta dio un nuevo golpe al regreso del vestuario con un gol de bandera de Brais Méndez tras un dejada de Iago Aspas. El 2-0 tras una exquisita comba del mosense ponía el partido de color celeste, y de hecho Aspas pudo marcar el tercero en la jugada siguiente, pero el balón se fue por encima del larguero por centímetros.

Pero los cambios radicales en el fútbol existen y en el epílogo de Balaídos se dio uno de los gordos. Porque un ingenuo penalti de Nolito lo cambió todo. El Betis pasó de la lona a envalentonarse en un suspiro. El tiempo que tardó Emerson en ser derribado y Borja Iglesias en marcar desde los once metros con un duro disparo. Poco después, otra falta de un delantero, en este caso de Aspas en el balcón del área, se convirtió en un cheque al portador para Fekir, que marcó de tiro directo con un disparo colocado y virulento. Para rematar la faena, dos minutos después, Víctor Ruiz se aprovechó de un despiste mayúsculo de la defensa celeste para marcar tras un saque de córner rematando en el área pequeña sin ninguna oposición.

A falta de un cuarto de hora, el Betis se quedó con uno menos por expulsión de Tello por doble amarilla, pero los verdiblancos se defendieron con orden y solo Carlos Domínguez estuvo cerca del empate con un cabezazo (demasiado centrado) a saque de córner, pero Bravo desvió el cabezazo. Una derrota que no empaña un buen año de los vigueses que debe servir de despegue para soñar con cotas mayores en un futuro muy próximo.