La peña fue fundada en el Día de Galicia por aficionados que no tenían vínculos previos con Vigo
25 jul 2021 . Actualizado a las 10:02 h.El 25 de julio del 2021, en una fecha nada casual, nacía la peña celtista de Guadalajara, Celtiñas Arriacenses, fundada por cuatro aficionados del club que no tenían ningun vínculo con Galicia previo a s pasión por el Celta. «Tal día como hoy. Nos reuníamos en un piso en Guadalajara capital un grupo de amiguetes. Unos celtistas a muerte (aunque únicamente habían visto un partido de su Celta en vivo), otros grandes admiradores del Celtiña», recuerdan hoy con un texto publicado a través de sus redes sociales.
Se ponía en marcha, recuerdan, la primera peña impulsada por celtistas no gallegos. «Aquellos eran años en los que los vecinos del norte despuntaban en las competiciones y que saliera en esta pequeña ciudad una peña del equipo celeste, cuando de los coruñeses no había, dejaba impactada a toda persona que se enteraba», recalcan. Y añaden que 25 años han dado para muchas anécdotas, «la mayoría buenas, que son las que hay que recordar».
Agradecen la cantidad de amigos que han hecho y entre ellos mencionan a los de peñas como Bueu Celeste, Rianxeira, Alvarito, Rikitrí, Sempre co Celta, Xuntanza Caracas de Venezuela, O Barco, Tabernícolas, Carcamäns, Centolos, Milladoiro, Merlegos, Nós o Burgalegos. Y hacen mención especial a otras dos agrupaciones celtistas: «La primera es Almas Celestes del Sur, que empezó como socios de la nuestra y posteriormente (como debía ser) se emancipó formando la suya propia. La Segunda es Siareiros Dezaos, que nos recibió en su tierra con muchísimo cariño durante la II Romaría Celtista y fue la única que públicamente nos hizo un reconocimiento en los 20 años que teníamos entonces de vida».
Además, Celtiñas Arriacenses menciona a peñas de otros equipos que siempre les apoyaron, caso de la zaragocista Carlos Lapetra, la del Athletic Piru Gainza, la sevillista Leal Graciani, la atlética Los Molinos o la Txuri Urdin Alcarreña. «También recordamos con gratitud maxima la presentación oficial a finales de noviembre de 1997, con un gran desplazamiento de celtistas que venían a un partido a Madrid y no les importó hacer unos kilómetros más hasta la capital alcarreña», comentan.
Y aunque centrados en recordar lo bueno, no pueden obviar su peor momento: «El fallecimiento del vicepresidente de la peña, Alberto, en un accidente de moto. Descanse en paz», plasman. Vuelven de inmediato a lo positivo: «Mucha gente nos anima a seguir con nuestro celtismo, a difundir el amor al celeste en esta despoblada tierra y a seguir siendo la 'mesetarios tocapelotas' que hemos sido. A esos, GRACIAS».
Por otro lado, recuerdan que ha habido obstáculos. «Otros no nos daban un año de vida, no entienden cómo alguien no gallego puede amar tanto como el que más al Celta y se ríen de que no sabemos gallego. A esos, también gracias y sentimos deciros que tenemos cuerda para rato». Agradecidos también al club y a los medios que les han dado cabida, esperan reencontrarse pronto con el celtismo en Baláidos u otros campos y «poder tomar algo juntos de nuevo después de esta pesadilla». Como no podía ser de otro modo, se despiden con un «hala Celta».