El excéltico asegura que le ponían entrenamientos desmesurados tras no salir al transmitirle que no contaba; asegura que ninguna de las opciones que tuvo para marcharse le gustaban «nada»
30 sep 2021 . Actualizado a las 21:27 h.El excéltico Jorge Sáenz ha concedido una entrevista al periodista canario Manoj Daswani a través de Twitch en la que ha ofrecido por primera vez su versión sobre lo que vivió en Vigo la pasada campaña. Aunque pone por delante que no tiene nada en contra del club y que en el Celta hubo gente que le ayudó, deja claro que su experiencia en el segundo curso fue muy negativa y que no entiende el trato que recibió por parte del club.
«No tengo problema en contarlo, no tengo nada que esconder», introduce Sáenz cuando se le saca el tema. Luego comienza con el relato de los hechos: «Dos semanas antes de que abra el mercado de invierno me comunican que no cuentan conmigo. Digo que vale, que perfecto, que buscaré equipo». Pero cuatro o días antes de que se inicie la ventana de fichajes, prosigue, llega al entrenamiento y no se le permite trabajar con el grupo. «Entreno aparte y tengo que estar una hora dando vueltas al campo con otro compañero (en referencia a David Costas). Sin estar abierto el mercado y sin haberme negado a nada. Así, de buenas a primeras», indica.
Sáenz asegura que en ningún momento creó conflicto alguno y que aguantó como pudo el chaparrón. «Pensé que sería su modo de operar. Empecé a buscar una salida, pero fue después de la época del covid y era complicado encontrar opciones en ese momento», detalla. Para colmo, cuenta que las opciones que el Celta le puso encima de la mesa no le seducían lo más mínimo. «El club me ofreció opciones que no me gustaban nada. No me llamaban ni deportiva ni personalmente, que se piensa que solo hay que mirar una cosa y hay que fijarse en las dos», señala.
A medida que pasaban los días, «el trato fue cada vez peor». Relata que iba dos veces al día «a hacer una hora vueltas al campo» y que los entrenamientos se fueron tornando en «desmesurados». «No eran normales. Entrenaba hasta ciertos límites porque las piernas no daban más. Y así entrenamos en una dinámica que se alargó hasta final de temporada», lamenta. Preguntado por si lo hacían para que tirara la toalla, la contestación del canario es afirmativa. «Realmente, pienso que la finalidad era esa. No sé si fue por parte del entrenador o del club ni lo quiero saber», dice. Llegados a ese punto, no le quedaba otra que «aguantar el tirón».
También explica que desde el momento en que contactaron con la AFE, las cosas mejoraron. «Acordamos con el club que, por lo menos, aceptando entrenar aparte, hacíamos la parte inicial con el grupo y los entrenamientos que no fueran para putearnos, hablando claro, los que sirvieran para crecer y ser mejor futbolista. Ahí la cosa fue más o menos a mejor», revela.
Expresa, asimismo, que la situación le pasaba factura a nivel personal. «Lo pasas mal. Te planteas cosas que normalmente no te planteas y lo pagas en casa. No me apetecía hablar con mi pareja, que al final está allí por ti, y te da rabia que por temas profesionales, lo pagues en lo personal», añade.