Fabiano: «El Celta me hizo mejor persona y le estoy muy agradecido»

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

ESCANEADA

El centrocampista brasileño vistió la camiseta del Celta durante tres temporadas entre finales de los 80 y principios de los 90

23 oct 2021 . Actualizado a las 12:31 h.

Diez temporadas en Compostela marcan el paso de Fabiano Soares por el fútbol español, pero esa etapa comenzó en un Celta al que le guarda un gran cariño. Llegó directo de Brasil en el verano de 1989, con 23 años, y aunque reconoce que no estaba muy convencido, nunca se ha arrepentido. En Vigo vivió de todo, incluyendo un descenso, un ascenso y, en lo personal, la pérdida de su padre. Estuvo a punto de renovar, pero un desacuerdo en la negociación dio al traste con su tiempo en Vigo. Una época que recuerda con cariño y gratitud.

-Verano de 1989. ¿Cómo le surge la posibilidad de fichar por el Celta?

-Fue a través de un representante que había traido al Valencia a otro jugador de mi mismo equipo. Le gustaba cómo jugaba, me ofreció al Celta, ellos se interesaron por mí y vine no como una estrella ni mucho menos, sino como un jugador barato que a ver qué daba de sí.

-¿Cómo recuerda aquel salto a Europa?

-La verdad es que no me apetecía venir. Era una época en la que estaba siendo reconocido en Brasil, las cosas estaban funcionando y dudé un poco. Pero me dejé aconsejar por mi familia, que me animó a probar. Me separé de mis padres, que me tenían muy mimado en Brasil. Visto ahora, fue muy buena decisión, pero mentiría si digo que quería venir a Europa como fuera. Estaba bien allí y vine con dudas. Luego me gustó y me fui quedando.

-Estuvo a prueba aquel primer verano, ¿no?

-Eso lo descubrí después, no lo sabía cuando llegué. Siempre preguntaba por el contrario, les decía que si no, me iba. Pero me decían que tuviera calma. Fue como una novatada que tuve. De haberlo sabido, igual no venía o no entrenaba. Pero fue así. Quedó en anécdota porque luego fue una etapa bonita, encontré gente muy buena en el Celta que me trató muy bien y también los compañeros, la afición… Me fui adaptando poco a poco al fútbol español y a lo que era el Celta y tengo muy buenos recuerdos.

-¿Qué balance hace de sus tres temporadas en el club?

-La primera fue un poco de adaptación y luego creo que fueron buenas. De hecho, estaba negociando la renovación para haber seguido, pero había el problema de si tres años o dos. Como no tenía representante, negocié directamente, hubo una discusión y, como tengo tanto carácter, me calenté y dije: “A tomar por el saco. Yo me voy de aquí”. Lo hice mal, no hablé con el entrenador, Txetxu Rojo, al que quería muchísimo y que quería mi renovación. Pero me cabreé y me fui. Creo que la gente vio mi calidad. El problema fue que traté la renovación con alguien que no era del fútbol y que quería exprimir a una persona joven y sin experiencia y le acabó saliendo mal. 

-¿Le quedó un mal sabor de boca por ese final?

-No, eso está olvidado. No fue culpa del club ni de la afición, son de una persona que en ese momento estaba donde no tenía que estar. No entendía de fútbol y no sabía negociar. Creo incluso que fui la primera y la única persona con la que lo hizo, porque luego le echaron del club. No tengo nada malo que decir del Celta, me trataron muy bien, me hizo una persona mejor y estoy súper agradecido. Después del equipo donde estuviera, siempre me gustaba que el Celta ganara, le tengo un cariño muy grande. Fui muy feliz allí.

-¿Cuáles fueron sus mejores momentos en el Celta?

-Cuando subimos. El equipo funcionaba muy bien, la gente se enganchó esa temporada, hicimos un grupo muy fuerte. El mejor momento fue el ascenso -se refiere al año 1992- y la celebración en la Praza de América.

-¿Y los más difíciles?

-Un mes después de llegar, falleció mi padre, y ese es sin duda el momento más complicado para mí. En lo deportivo, el descenso; fue un año en el que yo me estaba adaptando, vinieron extranjeros como estrellas que no funcionaron, hubo cambios de entrenadores… Fue un año para olvidar. Entre la muerte de mi padre y los resultados, fue horrible.

-¿Mantiene contacto con los compañeros de esa época?

-Hasta hace poco, iba a Vigo de vez en cuando a jugar con algunos de ellos, también hay algunos con los que luego volví a coincidir en el Compostela, con otros en cursos de entrenadores… Podría decir Otero, Nacho, Pichi Lucas, Vlado… Muchos, porque vas hablando e igual te olvidas de alguien, pero tengo un cariño grande por muchos de ellos.

-Hace poco le preguntaban en Instagram por su gol más especial con el Celta y decía que el primero, ante el Cádiz. ¿Cómo lo vivió?

- Fue especial por ser el primero. Fue un momento en el que buscaba confirmarme como un buen jugador para el Celta, iba entrando poco a poco en los partidos por estar aún en proceso de adaptación. Luego fui ganando protagonismo, me salió el gol ese y quedé tan contento que lo celebré bailando. Fue reafirmarme como un buen jugador que valía para el Celta. El primer gol siempre ayuda a tener confianza y era la unión de todo eso.

-Uno de los jugadores con los que coincidió también en el Compostela es un emblema del Celta, el actual delegado, Vlado Guldej. ¿Qué puede decir de él?

-Vlado llegó más o menos como yo, siendo un poco desconocidos. Pero en los entrenamientos se veía que era un tío que tenía gol, pero sobre todo tenía y tiene un corazón enorme. Es un compañero increíble con el que conecté muy bien dentro y fuera del campo. Le dabas un pase malo y él lo convertía en bueno al marcar gol. Me alegro mucho de que el Celta lo mantenga en su estructura porque era alguien muy valioso, que nos daba mucha alegría a los celtistas en el campo y que como persona es mejor todavía, un tío chapó. No tengo palabras para describir a una persona tan buena en el campo y fuera de él.

-También coincidió con Vicente, el Gran Capitán.

-Sí, era un referente en el centro del campo del Celta y me ayudó mucho en la adaptación. Fue muy bueno jugar con él. Tenía un humor grande y una experiencia enorme que facilitaba mucho las cosas. También estoy muy agradecido de mi paso por Vigo por haberle conocido, porque es otra persona impresionante.

-En cuanto a entrenadores, mencionaba antes el aprecio que le tenía a Txetxu Rojo.

-Sí, es al que más recuerdo junto a Novoa, que fue quien me fichó y también le tengo un cariño grande. Me quedaría con los dos, porque eran tíos fantásticos, pero si tengo que elegir uno, me quedo con Txetxu.

-¿Sigue actualmente al Celta?

-Sí, me gusta ver los partidos siempre que puedo y cuando no, intento estar pendiente por Internet, siempre deseando que el Celta gane, lógicamente.

-Pasa mucho tiempo en España, ¿había tenido ocasión de seguir a Coudet en el Internacional de Porto Alegre?

-Estoy entre España y Portugal y también viajo por trabajo a Brasil. Hizo un gran trabajo en el Inter y creo que fue merecida la invitación que le hizo el Celta para ficharlo. Me parece un gran entrenador.

-¿Y cómo valora el mal inicio de liga que está teniendo el equipo?

-Pienso que las cosas irán a mejor cuando el equipo empiece a ganar un poco más en los conceptos del entrenador. Por ejemplo, esta temporada llegó Galhardo, que tiene que adaptarse un poco mejor para entrar en un equipo que tiene grandes jugadores. Estoy seguro de que está capacitado para estar ahí.

-¿Se plantea volver a entrenar?

-Un entrenador siempre tiene esas ganas. Estuve hace poco en Brasil en un proyecto en el que tuve que fichar jugadores e implementar un modelo de juego y también me tocó la actualización de la UEFA pro. Después, lógicamente, estoy buscando nuevos proyectos.