«Nos reciben como si fuéramos los Rolling»

m. v. f. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

RC CELTA

El Celta ha impartido formaciones en una decena de países de todo el mundo

15 nov 2021 . Actualizado a las 20:48 h.

Serbia, Panamá, Italia, Puerto Rico, Estados Unidos, Ecuador, Japón, Libia, Turquía y Tanzania son, a riesgo de dejarse alguno atrás, los países en los que el responsable de la Celta Academy International, Marcos Alonso Rial, enumera al rememorar los diferentes sitios a los que, de una manera u otra, ya ha llegado la metodología del Celta. Esta área, que forma parte de la Fundación del club, se creó en el 2017, pero sus orígenes están más atrás, en Campeche.

La escuela mexicana del club respondía «más a un anhelo del presidente de identificar al club en distintas partes del mundo que a crear una red de escuelas». Pero esa red también fue surgiendo y, a mayores, las peticiones de clinics y formaciones, tanto para futbolistas como para técnicos, en diferentes rincones del mundo. «Pensamos que teníamos que poner un poco de orden y, para ello, se generó Celta Academy», recuerda.

A partir de ahí, la demanda ha sido creciente una vez que ha remitido la pandemia. El punto de partida está claro: «Nosotros, en el club, vemos y entendemos el fútbol de una manera diferente que nos ha dado réditos. Hay una metodología y unos éxitos conseguidos a base de utilizarla», ahonda sobre una filosofía que tiene su principal aval en el número de jugadores de casa que llegan a Primera en el Celta o a ser profesionales en otros clubes. «Si no hubiera tantos canteranos en el primer equipo, sería difícil tener esta acogida», añade.

Las expectativas que genera su presencia en la mayoría de los países que visitan son altas. «Igual el símil es antiguo, pero diría que nos reciben como si fuéramos los Rolling Stones, como a eminencias», señala. Cuando él reivindica que son profesionales «normales» que creen en lo que hacen e intentan que siga traspasando fronteras. «No miento si digo que el último día en Libia estuvimos hora y media sacando fotos y firmando autógrafos solo con los entrenadores. Te sientes abrumado», admite.

Normalmente suelen ir dos o tres entrenadores, dependiendo siempre del número de personas que asistan a las formaciones y garantizando no pasar de los 20 por técnico. Alonso admite que, por mucho que se preparen y que les asesoren, nunca saben a ciencia cierta qué nivel tendrán los chavales, por lo que la adaptación sobre la marcha es fundamental en su labor. «Cada contexto es diferente. Hasta que los ves por primera vez manejar el balón, no sabes qué te vas a encontrar. La idea con la que vas tiene que ser flexible», recalca. Les sirve mucho su bagaje tanto en la propia cantera del Celta como en los campus de Galicia y España en los que también han estado en múltiples ocasiones.

En los países en los que no se pueden comunicar en español, el inglés es la gran baza, pero también han tenido experiencias en lugares donde no lo dominan y hace falta tirar de traductor. Con eso se pierden matices si quien traduce no está familiarizado con términos técnicos el fútbol y le resta fuerza a los mensajes, analiza Alonso. Pero solo es un pequeño hándicap. «Más allá de lenguas y de la situación de cada país, hay un lenguaje y una pasión comunes: el fútbol».

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El tirón de Mido

También han podido comprobar que nombres propios que han pasado por el club y que proceden de los lugares que visitan son un gran reclamo. «Nos pasó en Egipto con Mido. Solo estuvo unos pocos meses en el Celta en el 2003, pero gracias a eso, nos decían que el tercer o cuarto club que más se conoce somos nosotros», lo que dio impulso a sus actividades allí. En ese sentido, también fueron de ayuda Radoja y Drazic en la primera formación en el extranjero que desarrollaron, que fue en Serbia: «Los jugadores nos dan mucha visibilidad».

La actividad de Alonso requiere «andar con la mochila de un lado para otro» constantemente, asume. Reconoce que a veces se juntan muchos viajes y es sacrificado estar tanto tiempo lejos de casa, pero a la vez es gratificante y siente que es un privilegiado por haber podido hacer de su pasión su trabajo. Cuando está en Vigo, A Madroa es su centro de operaciones: «Nos nutrimos de lo que se hace allí», indica. Aparte de estar pendiente de los jugadores que vienen a realizar estancias y a los que también supervisa. Ahora los hay de Brasil, Estados Unidos o Japón.

WhatsApp de felicitación desde todo el mundo

El responsable de Celta Academy recuerda que el día de la remontada ante el Villarreal con que comenzaba A Nosa Reconquista recibió «WhastApp de siete u ocho países», algo que también pasó hace una semana con el empate ante el Barcelona. Siente que, aparte de los conceptos futbolísticos, ayudan a «inculcar el celtismo en el mundo».

También le ha pasado de que la celebración fuera propia del país y le enviaran fotos festejando con la camiseta del Celta. «Ocurrió en Panamá, que no es un país muy futbolero y cuando fuimos, nunca había disputado un Mundial». Cuando se clasificaron, le enviaron fotos de gente celebrándolo con la celeste en la misma plaza del pueblo donde habían hecho una actividad.

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«Te llevas experiencias de vida increíbles»

Alonso explica que si tuviera que hacer «un baremo de si pondera más la experiencia personal o la deportiva», se queda en muchos casos con la primera. «Conoces otras culturas, países a los que no te plantearías ir de no ser por el fútbol y realidades muy distintas», ejemplificándolo con el caso de Tanzania, que «casi es tercer mundo».

Las estancias suelen rondar la semana, aunque las hay tanto más largas como menores. Normalmente tienen tiempo de sacar algún rato para conocer, aunque la agenda siempre está apretada. «Lo habitual es que tengamos una tarde o dos para conocer lo más representativo, pero también tenemos visitas a las federaciones, a patrocinadores, reuniones con padres de los chicos...», enumera. Aparte de que en algunos lugares «cuando cae el sol, si no vas bien acompañado, es mejor quedarse en el hotel».