El estreno en Balaídos del arriacense que entró en un bar siendo madridista y salió celtista
GRADA DE RÍO
Sergio Gil, de 29 años, decidió ser celtista cuando tenía 5 y hasta el viernes nunca había visto al equipo como local
20 dic 2021 . Actualizado a las 14:59 h.Sergio Gil es uno de esos celtistas que ni mucho menos nacieron, sino que se hicieron por decisión propia. En su caso, habiendo nacido en Guadalajara y a los cinco años de edad. Este médico arriacense ha tenido que esperar a los 29 para ver por primera vez a su equipo en Balaídos, un entreno triunfal el pasado viernes con triunfo por 3-1 frente al Espanyol. Fue una sorpresa de su novia por su cumpleaños, dos días antes.
Pero la historia de celtismo de Sergio comienza mucho antes y sin que nadie de su entorno pudiera predecirlo. Era un niño y, por influencia de su padre, le tiraba el Real Madrid, cuyo partido frente al Celta de 1997 fueron a ver a un bar. Los puntos se los llevaron los célticos con un también inesperado 4-0 y Gudelj como futbolista destacado. «Me acuerdo perfectamente del hat-trick de Vlado y gol de Sánchez. Entré en el bar siendo del Madrid y dije: ‘Yo quiero ser del Celta'». Y hasta hoy.
Lejos de ser algo pasajero como podían pensar los suyos, la pasión celeste de Sergio ha ido a más. «Con la época de Mostovoi, Karpin, Makelele y demás me fui enganchando cada vez más», cuenta. Y se declara solo celtista, como quedó patente en el duelo de Segunda de hace años frente al Guadalajara, el del recordado apagón que obligó a retomarlo al día siguiente. «Fui con la camiseta del Celta a la zona visitante, igual que voy a campos de Madrid o a donde sea. Esa vez fui los dos días, también cuando jugaron los minutos que quedaban», rememora.
Fue alrededor del año 2010 cuando descubrió que no estaba solo como celtista en su zona. De manera casual, conoció a los impulsores de la peña Celtiñas Arriacenses, Juan y Pedro. «Fue en Segunda, en una eliminatoria de Copa frente al Villarreal. Estábamos en un bar, se dieron cuenta de que iba con un chándal del Celta, se acercaron a hablar conmigo y nos dimos los móviles», relata. En esa época, Gil estaba habituado a ver los partidos solo en el bar del pueblo. «Tenía que pedir que me lo pusieran», cuenta.
Su familia tiene simpatía al equipo vigués gracias a él -«y quieren que gane, porque si no, me enfado», dice divertido- y años atrás, sus padres le llevaron un par de veces de vacaciones a Vigo, pero siempre en verano, sin posibilidad de presenciar partidos. «Una de esas veces, Marian, la hija del presidente, me abrió el campo. Se lo pedimos y fue muy amable, me metió en el museo y me dejó pisar el césped. Tendría yo unos doce años».
Esos eran sus mejores recuerdos de Balaídos hasta los que le van a quedar de por vida de este viernes. «Fue muy emocionante. Siempre había visto los partidos del Celta como visitante. En Balaídos fue sentir que todos a mi alrededor eran del Celta también, no estar en ese cuadradito de aficionados de fuera», explica. Le resultó muy especial el momento de escuchar el Himno y, cómo no, poder celebrar tres goles, en especial el de su gran ídolo, Iago Aspas.
La culpable de que haya podido vivir esta experiencia fue su novia, que le preparó la sorpresa de desplazarse juntos el fin de semana. «También fuimos a ver las luces de Navidad y eso, pero lo que mas me importaba era el partido», enfatiza. A ella no le gusta el fútbol y no había entrado nunca en un campo, así que también fue una experiencia diferente para ella, que además disfrutó viendo cómo lo vivía su pareja.
Sergio, que agradece la ayuda de Bele y Quinso, de Carcamáns, que les ayudaron a poder estar en Balaídos, ya se plantea volver en cuanto pueda. De momento, se lleva e recuerdo la victoria, fotos con varios jugadores -«me sorprendió que puedas acercarte a ellos a la salida, porque en los partidos que fui en Madrid, con la seguridad, es imposible», destaca- y la reafirmación de su decisión de ser celtista. «Es un equipo con el que me identifico: humilde, que nunca se rinde, siempre da la cara ante las adversidades, tiene una política de cantera y una afición que siempre me ha tratado muy bien cuando he ido a ver al equipo a otros campos», añade.