Daniel Baz Álvarez nació el 29 de diciembre del 2001, presume de abonado desde ese día y nunca ha perdido la pasión celeste
29 dic 2021 . Actualizado a las 09:05 h.El hijo de la celtista que hace unas semanas protagonizó un divertido vídeo en El Día Después en el que no paraba e animar y trataba de que el resto de la grada de Tribuna le siguiera, Beatriz Álvarez, solo podía ser aficionado y apasionado del Celta como ella. Y así es. A Daniel Baz Álvarez le viene de familia hasta el punto de que su primer carné de socio lo tuvo estando en la incubadora, nada más nacer el 29 de diciembre del 2001, hace 20 años.
Daniel es uno de esos celtistas de cuna que cuentan los años de vida por años de abonados del que es también el club de sus vidas. Sus padres se encargaron de que fuera así, como cuenta ella: «Nació con 1,6 kilos y estuvo tres meses en la incubadora. El día que nació, el padre ya fue a hacerle el carné», dice Bea. Y bromea al respecto con que «salió antes de tiempo porque tenía ganas de ser celtista, ya quería irse a Balaídos. No falla ni un partido, solo si está muy enfermo. Si no, va sí o sí».
Beatriz presume de que su hijo «no tiene segundo equipo» y destaca lo incondicional que ha sido siempre, incluso en los momentos más duros, como un descenso que le pilló siendo muy pequeño, pero ya celtista consciente. «Lo pasó muy cuando bajamos, lloró muchísimo. Pero después lo apoyó siempre», añade. Famosa ella por su aliento incondicional al equipo, hubo un tiempo en que su hijo le hacía la competencia. «Animaba más que yo. Ahora es un poco más tímido, pero de pequeño era de los que no paraban adelante de todo en Preferencia».
Primero con sus padres, luego con amigos, Daniel ha hecho multitud de viajes para animar al Celta, tanto en Primera como en Segunda. Presumía de ser miembro de Centolos Celestes -de hecho, le apodan Cento o Centolo- hasta que se estableció la norma de no poder pertenecer a más de una peña, ya que la familia, que es de A Guarda, no quiso dejar su peña de toda la vida, la Peña Celtista do Baixo Miño. «Cuando era de Centolos, como tenían que llevar falta y él estaba solo en su grada, porque la peña era de Marcador,una vez salió en El Día Después y Cañizares dijo: ‘¡Mira qué guapa esa niña animando!’. ¡Era mi hijo con el pelo larguito!», cuenta divertida.
Actualmente, la familia viaja con el autobús de su peña y salen nada más acabar los partidos. Pero antes, cuando iban en su coche «Dani tenía que esperar a que saliera el último jugador de Balaídos». Así fueron creando vínculos durante años con algunos de ellos. «Por lo menos una vez al mes, tenía que llevarles regalos a los jugadores: galletas y llaveros con su nombre... Pagaba él de su bolsillo. Todos tenían algún regalo suyo».
Hizo amistad con Paco Herrera y, como de niño jugaba de portero, siempre el tiraron especialmente los futbolistas de esa demarcación. «Se hizo buen amigo de Ismael Falcón y de Sergio Álvarez, que cada año le felicitan el cumpleaños. Tiene guantes suyos, camisetas y demás», dice su progenitora. Con especial debilidad por los de casa, sobre todo Hugo Mallo y Iago Aspas, se le resiste la camiseta de este último. «Lleva pidiéndosela cinco años y hace dos se la había prometido, pero como ahora, con el autobús, no nos podemos quedar, aún no se la dio». Seguirá insistiendo seguro.