Dituro renovaría por dos años si el Celta ejerce la opción de compra

GRADA DE RÍO

RC CELTA

La cláusula, cifrada en 1,8 millones y que el club intentará rebajar, incluye una tercera campaña adicional y debe ejecutarse antes de finalizar la temporada

25 feb 2022 . Actualizado a las 08:34 h.

Matías Ezequiel Dituro Curto (Santa Fe, 1987) es, tras Thibaut Courtois, el portero que mejores números presenta en esta Liga. Lleva encajados 26 goles —por los 20 del belga— en los 25 partidos consumidos. En los registros defensivos del Celta —que lleva en contra 11 tantos menos que la pasada temporada— también ha tenido que ver el meta argentino, que llegó cedido por la Universidad Católica de Chile el pasado verano a cambio de unos 422.000 euros con una opción de compra que ronda los 1,8 millones, y que el club vigués deberá ejecutar si desea su continuidad antes de que finalice la competición. En ese caso, Dituro renovaría su vínculo con el Celta para las próximas dos temporadas, con opción a una tercera.

El futuro del portero argentino, que había prolongado previamente su contrato con los cruzados hasta el 31 de diciembre del 2024 y cuenta actualmente con uno de los salarios más bajos de la plantilla, es todavía incierto. Su agente desconocen las intenciones del Celta, que no ha establecido ninguna toma de contacto hasta la fecha.

En el club —sin dirección deportiva tras la marcha de Felipe Miñambres al Levante— la renovación de Matías Dituro no se considera urgente. El Celta pretende agotar los plazos para intentar rebajar de algún modo las cantidades pactadas en su momento con el club chileno. La dirección celeste entiende que hay margen para negociar a la baja esa opción de compra establecida en 1,8 millones de euros —2 millones de dólares— haciendo valer el deseo del futbolista y de su familia de continuar en Vigo.

«No son motivos económicos»

La Universidad Católica facilitó en julio la salida de Dituro por expreso deseo del jugador. «Es un tema, más que nada, de satisfacer el deseo de Matías y de esa oportunidad que seguramente no se va a poder volver a repetir», expresó, cuando se acordó el préstamo, el director deportivo de los cruzados, José María Buljubasich, que ejerció como portero del club chileno e hizo carrera en España en la década de los 90 en Tenerife, Lleida y Oviedo.

El propio presidente de la Universidad Católica, Juan Tagle, se expresó en el mismo sentido tras firmarse la cesión: «No lo hacemos por razones deportivas, porque queríamos que jugase con nosotros todo el año, y no lo hacemos por motivos económicos, como alguno podría creer. Hemos accedido a una solicitud muy clara, categórica y justificada de Matías. El Celta es una oportunidad única, el poder jugar en una de las mejores ligas del mundo. Accedemos por motivos de consideración a una persona muy querida por todos y por un motivo de reconocimiento y agradecimiento a lo que él nos entregó», expresó entonces el mandatario.

La llamada del Chacho

En el mejor equipo andino Dituro había encontrado la estabilidad tras un intenso periplo por Sudamérica. Allí ganó tres Ligas —había conquistado otras dos en Bolivia— y dos Supercopas antes de que en su camino apareciera la oferta del Celta.

El papel de Eduardo Coudet, con el que se había cruzado en la Copa Libertadores y que ya se había interesado en él cuando dirigía al Internacional de Porto Alegre, fue clave para su desembarco. «Está claro que, cuando me llamó el Chacho, fueron dos o tres semanas de conversaciones siempre muy fluidas y muy sinceras, y eso influyó en mi decisión de venir. Por mi parte, y la de mi representante, hicimos todo lo posible por llegar a este club», reconoció el guardameta —que ya militara en el Celta B— en su regreso a Vigo diez años después. La confianza de Coudet permanece intacta.

Una apuesta por la cantera entre el viaje de ida y vuelta

En el verano del 2012, tras su ascenso a Primera División, el Celta incorporó, cedido por el Sevilla, a Javi Varas para reforzar la portería. Aquel mismo verano, Matías Dituro abandonaba la disciplina del Celta B, al que había llegado a préstamo desde el Alavés, y con el que había jugado 15 partidos. Dituro regresó entonces al fútbol modesto de su Argentina natal y el Celta estableció con Varas un punto y aparte. No volvería a fichar a un portero. Precisamente, hasta el retorno del argentino a Vigo una década después.

Pese a la insistencia de varios de los entrenadores que dirigieron al Celta en los últimos años, el club estableció tras la contratación del hispalense una línea roja para proteger a los guardametas criados en A Madroa.

Tras la marcha de Varas, Yoel Rodríguez —que dejaría el club una temporada después— Sergio Álvarez, Rubén Blanco y, posteriormente, Iván Villar fueron los encargados de ocupar la portería. Sergio y Rubén son los que más partidos la han defendido. 186 el primero —retirado por una grave lesión al finalizar la pasada temporada— y 142 el segundo, que está ahora a la sombra de Dituro.

A Iván Villar, el otro guardameta que tuvo el Chacho en su primera temporada, el club le buscó una salida en el mercado estival a préstamo en el Leganés. Entre la competencia y las lesiones, el de Aldán tampoco ha tenido la continuidad deseada y su futuro destino parece lejano de Vigo. Coke Carrillo, el pontevedrés que llegó cedido desde el Barcelona con opción de compra, todavía no ha debutado con el primer equipo ni con el filial. El vizcaíno Gaizka Campos, que llegó en verano desde el Valladolid Promesas y firmó hasta el 2025, se ha ganado la titularidad en el Celta B.

La apuesta por una portería exclusivamente canterana parece difícil que se repita a corto plazo. El club mantiene la confianza en Rubén Blanco —que termina contrato en el 2023— y al que las lesiones han castigado en exceso en los últimos años pero, en todo caso, aunque no hubiese acuerdo para la continuidad de Dituro, le buscaría competencia en el mercado. El fichaje de un portero fue una de las exigencias de Coudet tras sus primeros meses al frente del banquillo.