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Unzué, inspiración para un celtista que padece un tumor cerebral

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

Hansel, de 30 años, se sirve del ejemplo del excéltico en su pelea contra la enfermedad

18 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«VivirValELApena» es el lema de Juan Carlos Unzué en su batalla contra la ELA, enfermedad degenerativa incurable que padece el que fue entrenador del Celta. Entre las seguro que muchas personas que han hecho suyo este lema ante las pruebas que la vida les ha puesto por delante está Hansel Walden, un celtista de 30 años que lleva casi dos años luchando contra un tumor cerebral.

Este aficionado residente en Vigo explica que el navarro ha sido para él «una motivación» en su «lucha diaria» contra la enfermedad. «Es un grandísimo ejemplo para el mundo. Si él es capaz de valorar la vida, todos podemos», subraya. Admira su positividad, porque admite que él ha pasado por momentos de todo tipo. «Tengo épocas mejores y peores, físicas y mentales, pero me voy a acabar recuperando. Su ejemplo me da fuerzas para seguir adelante», agradece.

La manera de afrontar la realidad que le ha tocado del excéltico ha ayudado a Hansel a encarar de un modo diferente la suya. «Lo verdaderamente importante es la lucha diaria por querer superarse. Cada uno con sus problemas, pero siempre hacia adelante. De esto va la vida. A Unzué y a mí nos ha tocado luchar un poco más, pero rendirse no es una opción», recalca. Esta última idea se la repite a diario para seguir adelante.

La historia de Hansel se remonta a hace más de diez años, cuando aparecieron síntomas a los que los médicos no encontraban explicación. Los achacaban a cuestiones de poca importancia como falta de ejercicio o de sueño. «Decían que era psicosomático», recuerda. Incluso le remitieron al psiquiatra. No fue hasta junio del 2020, y tras visitar a diferentes médicos sin respuestas, cuando a través de un TAC craneal le detectaron el tumor cerebral. «Me quedé en shock. Pensaba que me iba a morir», cuenta. Se confirmó que era benigno y le dieron fecha para operarle la semana siguiente.

Las horas antes de esa intervención fueron un calvario. «No me creía lo que estaba viviendo y sigo sin creérmelo a día de hoy», señala. La operación, que se prolongó unas ocho horas, se complicó. «Recuerdo despertar y pensar: ‘Estoy vivo’. Pero apenas giré el cuello unos centímetros y pensaba que me iba a desmayar del dolor y los mareos». Estuvo 24 horas en la UCI y pasó una semana sin caminar y necesitando ayuda para todo. Quedaba un largo camino por delante, incluidos tres meses de rehabilitación -en una primera etapa, porque luego habría más-, logopedia, optometrista (los problemas para enfocar la vista fueron uno de sus primeros síntomas) y ayuda psicológica.

A principios del año pasado, cuando se sentía bien física y mentalmente, aparecieron restos tumorales. Tuvo que elegir entre volver a operarse o hacer radiocirugía y optó por esa última posibilidad. Comenzaba un nuevo calvario. «En verano empecé a sentirme cada vez peor con más dolores y mareos. Y apareció la amiga ansiedad para quedarse», lamenta. A partir de ahí, ha vivido sus peores momentos. «Es como vivir en una cuarentena constante», dice. Con días o semanas mejores y a la inversa, ha llegado a sentir que se «volvía loco». Ha probado diferentes medicamentos y técnicas de acupuntura, homeopatía o antigym y asume que «aún quedan muchos capítulos de esta locura» en la que, confiesa, se han quedado falsos amigos en el camino.

A Hansel, que siguió trabajando cuando ya tenía síntomas pero no diangóstico, el caso de Juan Carlos Unzué le sirvió también para tomar conciencia de que él, al menos, tiene posibilidades. «Lo de Unzué me hizo darme cuenta de que, aunque yo esté pasándolo rematadamente mal, él no se va a curar, lamentablemente. Y es algo que me revienta por dentro. Nadie se merece estas cosas. Es jodidamente terrible». Y le asombra que siga luchando como lo hace, por él y por los demás. «Es otra motivación más», afirma.

Aficionado también del Madrid -«aunque no esté bien visto y muchos no lo entiendan»-, no ha pisado Balaídos durante esta etapa tan complicada de su vida. Cuenta que dejó el fútbol bastante al margen, aunque en momentos puntuales también le sirvió de distracción y esta temporada ha vuelto a recuperar el interés. Como se lo generó la visita a Vigo de Unzué y sus palabras en los distintos actos del Celta. «Me gustaría darle un gran abrazo, pero con mi estado tan jodido físico y mental apenas estoy saliendo de casa salvo para citas médicas. Espero poder revertir esto pronto». Su ejemplo le inspira.