Kevin Vázquez recupera el veneno

ÁLEX GESTO VIGO

GRADA DE RÍO

RC CELTA

La reciente mejoría del lateral derecho de Nigrán hace recordar a sus mejores tiempos en el filial celeste

29 abr 2022 . Actualizado a las 21:40 h.

Ser suplente es una de las situaciones más duras y difíciles de gestionar por parte del futbolista. Su exigencia es la de estar listo para dar el máximo en momentos discontinuos y puntuales. Y no es sencillo. Se cuentan a montones las casuísticas de profesionales que desconectan al salir a jugar como titular un encuentro tras un tiempo o que no logran tener incidencia en la media hora de la que disponen tras la lesión de un compañero. El lateral derecho del Celta Kevin Vázquez ha encarnado esa figura en las últimas campañas del equipo vigués a su manera.

La historia del nigranés en el primer equipo ha estado ligada desde sus inicios al estar listo para ofrecer un trabajo limpio y fiable cuando el capitán se lesiona o cumple sanción. El binomio Mallo-Kevin lleva años ocupando el carril derecho celeste y es una fórmula que —con sus momentos altos y bajos— implica fiabilidad y garantías. Esa regularidad merece reconocimiento al tratarse del máximo nivel del fútbol español y de dos nombres asentados en el primer equipo y salidos de la cantera celeste. En el caso de Kevin, la palabra trabajo —anteriormente mencionada— no podía ser más adecuada. Ha tenido que superar numerosas dificultades y aun así ha logrado estar donde está ahora: ofreciendo su mejor nivel desde su inclusión en el primer equipo y demostrando tener tablas para funcionar en la categoría.

El camino ha sido largo y abrupto. Kevin tuvo que remar durante cinco temporadas en el Celta B para que le llegase la oportunidad de formar parte de la primera plantilla. Disputó más de 150 partidos en la Segunda B, fue capitán y lideró al equipo en su último año ayudando a que llegase a jugar la promoción de ascenso a Segunda. Como un lateral de enteros y nivel dentro de su categoría. Sus momentos de mayor protagonismo los vivió en el filial. Era seguro y difícil de superar individualmente en defensa y también aportaba profundidad y peligro en sus incorporaciones al ataque. Le ha llevado su tiempo recuperar esa versión, pero poco a poco comenzamos a divisarla en la élite.

Los primeros años de Kevin en Primera fueron diferentes en cuanto a su influencia. Él mostró diferencias con Hugo Mallo respecto a perfil y recorridos. Tanto con Fran Escribá como con Óscar García rindió como ese lateral más posicional y menos agresivo en intenciones. Se centraba en tareas defensivas y en trayectorias menos verticales al atacar. Un cambio que se puede entender por las propuestas de dichos técnicos, pero también por falta de continuidad, por la confianza, por el salto de categoría o por las lesiones. Independientemente de la razón, el de Nigrán era un tanto diferente a lo que había sido en Barreiro. Hasta la llegada de Eduardo Coudet, no lo habíamos vuelto a ver con esa intención en el ataque.

En la segunda temporada del técnico argentino, tras la reciente lesión de Hugo Mallo, Kevin ha vuelto a mostrar el veneno que llevaba dentro. Incorporándose y aportando los recorridos requeridos por el modelo del míster. Colgando centros aprovechables para los puntas en el área. Apareciendo para dar profundidad cuando la pelota circula en carril central y cuando Brais Méndez se mueve hacia esas zonas. Incluso surgiendo y conduciendo en zonas próximas a la línea de fondo cuando atacan los vigueses la zona de finalización. Un atrevimiento que tanto el equipo como el aficionado reconocen como positivo. Este reencuentro consigo mismo está sirviendo para que el perfil derecho del Celta siga fluyendo y suponiendo una fortaleza ofensiva en el final de temporada.