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Dos célticos de tercera generación: «Es un orgullo brutal»

MÍRIAM V. F. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

CEDIDA

Los futbolistas del Celta C Gran Peña Manu Fernández y Mario Cantero son hijos y nietos de exjugadores del conjunto vigués

26 may 2022 . Actualizado a las 21:33 h.

«Más del Celta no se puede ser», dice el jugador del C Gran Peña Mario Cantero Mariño (Vigo, 2002). Su progenitor y su abuelo vistieron la camiseta del club vigués, mismo caso que su compañero de equipo Manu Fernández Arroyo (Ferrol, 2001). Los padres de ambos, de hecho, coincidieron como célticos y son amigos, igual que ellos. Sus abuelos pertenecieron a distintas generaciones, pero para los dos jóvenes es «un orgullo brutal» poder decir que siguen los pasos de las dos generaciones de sus respectivas familias que les preceden.

Nunca han sentido presión, sino que siempre lo han vivido como algo positivo. «Desde pequeño lo sabes, la gente lo comenta. No todo el mundo puede presumir de tres generaciones que hayan sido futbolistas, y encima, en el Celta», dice Manu. Ahora le supone «una satisfacción personal y un espejo» donde mirarse, observa. Además, recalca que ha podido percibir que su padre, Manel Fernández Anidos, y su abuelo, Manuel Fernández Amado, son «muy queridos» en Vigo.

Las sensaciones de Cantero son parecidas. Su abuelo fue el ya fallecido portero céltico José Antonio Cantero y su padre, Nacho Cantero. «Me parece increíble que los tres hayamos podido vestir esta camiseta, algo muy bonito y también curioso», comenta. A él su abuelo no llegó a verle de celeste —llegó del Coruxo en su primer año de cadete—, pero está seguro de que hubiera estado orgulloso como lo está Nacho. «Le he preguntado mucho a él sobre la etapa de mi abuelo», confiesa.

Manu aún puede disfrutar de ambos y revela que Fernández Amado acude a Barreiro a verle prácticamente siempre. Primera y segunda generación de célticos de la familia Fernández tienen una actitud parecida con Manu: «Tratan siempre de corregirme, aconsejarme y hacerme ver dónde puedo mejorar. A nuestra edad, ya sabes lo que haces bien y mal, pero ellos intentan remarcarlo para que pueda seguir dando pasos como futbolista», dice.

Respecto al vínculo de Mario con su padre en lo que a futbolista y exfutbolista se refiere, el canterano del Celta se muestra muy agradecido a Nacho: «La mayoría de las cosas que sé de fútbol las he aprendido de él. Desde siempre hemos visto muchos partidos juntos, analizando las jugadas y diciéndome lo que hago bien y mal. Se fija y me enseña sin meterme presión», subraya.

Los dos jugadores del Celta saben que comparten la circunstancia de tener antecedentes que pasaron por su mismo club. «Lo hemos hablado alguna vez, pero lo normalizamos», señala Mario a la vez que considera que es algo extraordinario. Manu siempre ha tenido conciencia de que el progenitor de su compañero también era excéltico. «Nuestros padres jugaron juntos en el filial y son amigos. Lo de su abuelo no lo sabía; es muy curioso», apunta.

El acierto del Celta C

Los dos futbolistas tienen en común que estuvieron desvinculados del Celta antes de integrarse en su segundo filial. Aunque ahí sus caminos fueron completamente diferentes: Mario regresó muy poco después de haberse desligado, en el mismo verano del 2021 en que terminó la etapa juvenil, mientras Manu volvió a Vigo este invierno desde Vitoria y tras casi cuatro años fuera.

Los dos coinciden en señalar la importancia del ascenso a Tercera logrado el domingo, así como del hecho de que el Celta haya apostado por este segundo filial. «Lo veníamos hablando entre los jugadores. Veíamos que clubes como el Athletic lo tenían y con el B en una categoría tan alta como Primera RFEF, este paso intermedio es positivo», analiza. Cree que es una manera de «no tener que deshacerte de jugadores a los que igual ves proyección pero que explotan dos años más tarde» de acabar la etapa juvenil.

Fernández es de la misma idea. «Comentaba estos días con nuestro cuerpo técnico que la importancia de tener un filial en Tercera es inmensa. La gente que viene de juveniles tiene que dar ese pasito y tener un filial ahí supone mucho aprendizaje», señala. Piensa que el ascenso es positivo para sus protagonistas pero, sobre todo, para la cantera céltica.

El futuro

Con una jornada por delante en la que esperan poder ganar a la también ascendida UD Ourense, los jugadores no son muy dados a hablar aún de futuro. En todo caso, de las palabras de ambos se deduce que les gustaría seguir en el Celta el próximo curso. «No sé lo que voy a hacer, pero estoy feliz de estar aquí. Veremos si me ofrecen la posibilidad de seguir más tiempo. Si es así, lo valoraremos, porque es un club muy bonito y donde me siento ilusionado», dice Manu, que llegó a mitad de temporada y, en principio, hasta el final de la misma.

Mario tiene un año más y dice estar «a disposición del club» una vez que finalice la temporada y llegue el momento de hablar de lo que viene. «Lo que sea, se verá. Lo que el club vea», zanja. Se siente contento con su rendimiento «aunque los números no lo reflejen. Sí en cuanto a minutos, pero podrían haber sido mejores en cuanto a goles o asistencias», comenta. 

A los dos les importa por encima de todo el grupo. «Lo importante es que cumplimos el objetivo. Todo lo que sea sumar minutos y marcar goles es a mayores, pero desde que llegué estuve centrado en intentar cumplir un objetivo que sabíamos que para el Celta era muy importante», argumenta. Agradece que la adaptación fue muy sencilla gracias a sus compañeros, que le ayudaron a integrarse desde el primer día.